United States or Chad ? Vote for the TOP Country of the Week !


Tan mareado iba, que a los pocos pasos encontré al sereno y le di dos pesetas. Después me pesó, porque no había necesidad, según lo que Gloria me había dicho. Tampoco reparé esta vez si las estrellas centelleaban allá arriba con suave fulgor, ni si la luz de la luna se filtraba por el laberinto de calles oscuras, manchándolas aquí y allá con jirones de plata.

Le pareció oir el trote de los ganados. Contempló al centauro Madariaga en la noche tranquila, proclamando bajo el fulgor de las estrellas las alegrías de la paz, la santa fraternidad de unas gentes de las más diversas procedencias unidas por el trabajo, la abundancia y la falta de ambiciones políticas.

Venid todos a él los que ansiéis suspirar besuqueando una flor, los que, en vez de llorar, tengáis hambre de amor al sonrís, al fulgor, al olor, a la miel de una bella emoción. ¡El jardín está en flor! Entrad todos, entrad.

Antes se lo pasaba too: eran malas costumbres del ofisio; la manía de los toreros, que se creen irresistibles pa las mujeres... pero ahora no quiero verlo; le he tomao repugnansia. Hablaba con energía, brillando en sus ojos un fulgor de odio. ¡Ay, esa mujer! ¡Cómo lo ha cambiao!... ¡Es otro!

Quiero saber lo que es eso dijo con resolución. Pero se entenebreció su gesto, se juntaron sus cejas, y un fulgor azulado animó el polvillo de oro de sus pupilas. No, bruto mío; no me hagas caso: no lo intentes. Saldrías perdiendo. El consejo era justo, y Gallardo tuvo ocasión de acordarse de él.

Unos se iban y otros ocupaban sus puestos; pero se diría que siempre eran los mismos; tal semejanza había entre ellos, al fulgor de la luz eléctrica, en medio del ruido incesante y del olor de los perfumes y del vino. No de otra manera, durante una nevada, caen ante los cristales de una ventana iluminada millares de copos de nieve.

¡Oh Ester! exclamó Arturo Dimmesdale cuyos ojos brillaron un momento, para perder el fulgor inmediatamente, á influjos del entusiasmo de aquella mujer, ¡oh Ester! estás hablando de emprender la carrera á un hombre cuyas rodillas vacilan y tiemblan. ¡Yo tengo que morir aquí!

El herrero había desaparecido; la vieja vestida de negro no estaba allí para recibirle colérica con el fulgor hostil de su único ojo. Se sentó al pie de un árbol como la otra vez, con la escopeta preparada, resguardándose detrás del tronco, por si esta soledad ocultaba una asechanza.

Profundamente abatido, me escribió que efectivamente, al separarse de ella, había expresado la esperanza de poder volver en el otoño siguiente con cara más alegre; pero se había equivocado: estaba, más que nunca, sumergido en las penas y en las deudas, y trabajaba como un esclavo sin ver brillar el menor fulgor de esperanza.

Entre el fulgor amarillento de las luces y el sonido de aquella moneda, el templo parecía dominado por algo terrenal y profano, mientras arriba, en lo alto de la cornisa, a cada instante penetraba con más dificultad la luz del sol.