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Eran los buñuelos de San José, el manjar de la fiesta; como frutos de oro, colgaban muchos de ellos de un colosal laurel, que recordaba el Jardín de las Hespérides. Bien entendía sus negocios el cafetinero. La tal falla iba a acabar con todo el aguardiente de sus barrilillos, mientras su mujer fabricaba los buñuelos por arrobas.

La corona de espinas del martirio Ensangrentó tu macilenta faz, Como á Jesus clavado en el madero Porque dijo: «vivimos para amar». Ignoto y melancólico pasaste Para volar al cielo á descansar; Porque el genio es un pobre jornalero Que fecunda la tierra con afan, Y la hace producir sabrosos frutos Que no es dado á sus labios el gustar.

No quiero que se enteren mis familiares, pues serían capaces de reírse; no quiero que sepa nada mi pobre Visitación... ¡Y yo no disimular!, ¡no puedo fingir alegría cuando estoy irritado...! ¡Qué infierno el que sufro! ¡No poder decir que he sido hombre, que he sido débil, como hecho de carne que soy, y que llevo conmigo los frutos de mi falta, sin querer separarme de ellos aunque la calumnia me persiga!

Si la civilización no pudo florecer en éstos á causa de los desórdenes de la guerra, se desarrolló en cambio en aquélla dentro del catolicismo, produciendo frutos ópimos y sazonados.

2 entonces tomarás de las primicias de todos los frutos de la tierra, que sacares de tu tierra que el SE

3 Seis años sembrarás tu tierra, y seis años podarás tu viña, y cogerás sus frutos; 4 y el séptimo año la tierra tendrá sábado de reposo, sábado al SE

En la exigua parte conocida, todo lo que la imaginación más ambiciosa puede pedir a la corteza de la tierra, desde los productos tropicales más valiosos hasta los frutos de las zonas templadas.

Los derechos del hombre están desalojando a los del sacerdote y del rey, la nobleza y el clero han perdido sus privilegios seculares, la dignificante solidaridad está sustituyéndose a la humillante caridad, ha tenido lugar la emancipación de los siervos y la liberación de los esclavos, y detrás de ellos el obrero socialista, no el obrero católico que se empeña en seguir siendo del cura, el obrero ha entrado a ser persona, con derecho de vivir, de pensar y de luchar por la emancipación económica, para el mejoramiento de su condición social por una más justa participación en los frutos de su trabajo.

El cual, andando hacia su despacho, resumía y salpimentaba de este modo los frutos de su terminada indagatoria: Se ve y se palpa. No cabe la menor duda.

El Día primero se levanta con una antorcha en la mano, y alumbrando á la noche; el segundo separa las aguas de la tierra, y el tercero trae frutos y guirnaldas de flores.