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Con frecuencia me daba a traducir o escribir cartas para algunos señores de Alemania; estas cartas eran insignificantes en apariencia; pero tenían un sentido diferente y misterioso que deseaba conocer, y que no tardé en adivinar.

Encerrándose en su alcoba, bajo llave, se entregaba al empleo de la disciplina en su enfermo cuerpo. Con frecuencia este ministro protestante y puritano se las había aplicado á las espaldas, riéndose amargamente de mismo al mismo tiempo, y fustigándose aun más implacablemente á causa de esta risa amarga.

Montbreuse, en quien veo a un hombre de bien, pero a quien una austeridad exagerada de principios, fortificada quizá por algún orgullo natural, hace con frecuencia escéptico sobre la virtud, me ha demostrado, no obstante, con un apretón de manos, que estaba satisfecho de . En fin, mi madre, después de algunas palabras triviales, ha pedido su coche y yo la he acompañado.

El abad de Ulloa, al cual veía con más frecuencia, no le era simpático, por su desmedida afición al jarro y a la escopeta; y al abad de Ulloa, en cambio, le exasperaba Julián, a quien solía apodar mariquita; porque para el abad de Ulloa, la última de las degradaciones en que podía caer un hombre era beber agua, lavarse con jabón de olor y cortarse las uñas: tratándose de un sacerdote, el abad ponía estos delitos en parangón con la simonía. «Afeminaciones, afeminaciones», gruñía entre dientes, convencidísimo de que la virtud en el sacerdote, para ser de ley, ha de presentarse bronca, montuna y cerril; aparte de que un clérigo no pierde, ipso facto, los fueros de hombre, y el hombre debe oler a bravío desde una legua.

Todos encuentran seres simpáticos, son las buenas fortunas de la vida mundana; en la movilidad y extensión de las relaciones parisienses, no duran con frecuencia más que el espacio de una comida, u otra reunión. Gustan uno de otro, llegan a exaltarse, confíanse sus secretos, llegan casi hasta a amarse, y no vuelven a verse hasta el año siguiente. Hay que empezar de nuevo.

Esa manía enteramente británica se va generalizando mucho, por desgracia, entre los hijos de Albion, sin que sean bastante á reprimirla ni el ridículo que acompaña á los que ostentan ese salvaje y estéril heroismo, sin coronarlo de buen éxito, ni las terribles catástrofes que han ocurrido con frecuencia en las soledades y los abismos del Monte-Blanco.

Pero por verso privado de aquel esparcimiento, no gustaba que los demás se privasen, y con frecuencia instaba a su mujer para que saliese a tomar el aire. «Hijita, no qué me da de verte encerrada en esta cazuela. Yo no siento el calor; pero que no cesas de andar de aquí para allí, estarás abrasada.

La senda era única e inerrable; la brújula, consultada con frecuencia por mera curiosidad, me hacía ver las caprichosas direcciones del camino. Tan pronto la bestia marchaba al norte tan pronto al sur, y casi nunca al oeste que era el objetivo. Avanzábamos derivando.

Mi compañera se vistió en un santi-amen; cátanos en la calle, mi querido lector, á los pocos minutos. Apenas salimos del portal de la fonda, cuando veo pasar á una jóven muy alambicada, con mucho adobo, mucho menjuge y alguna sobra de eso que llaman colorete, la cual volvia el rostro con mucha frecuencia.

Yo voy a hacerle un rato de sociedad con más frecuencia que antes. El Chispas vive con él, y no se las campanean mal. Hacen cada cachuela que Dios se chupa los dedos. Pero el pobre Mosco está triste, le falta algo; no quiere que le nombren a la chica, y menos a ti.