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Pero un ministro colombiano, de paso para Europa, pues ni aun en Wáshington estaba acreditado, tuvo la ocurrencia de firmar con el Gabinete americano, un protocolo, por el cual Colombia declaraba satisfacerse y preferir la garantía exclusiva de los Estados Unidos.

Ni el cura ni el que restituía, honrado penitente, sabían que él, Bonis, allí no tocaba pito, ni administraba, a pesar de lo que disponían ciertas leyes recopiladas, según le habían asegurado; él, pese a todas las leyes del mundo, no disponía de un cuarto, y sólo servía para firmar como en un barbecho cuantos papeles le presentaba el de las patillas.

Vacilaba algunas veces, sentía misteriosos terrores al pensar que su fortuna estaba a merced de un capricho del azar, mas no por esto perdía la confianza, y nada había reservado de su capital para responder a los vencimientos de los pagarés que le había hecho firmar su madre. ¿Para qué tal precaución? No había más que oír a su principal y al poderoso banquero.

Fausto, al firmar con él un pacto, le trata como superior a inferior; como un amo a un lacayo; y está casi seguro de que el diablo no ganará nunca la apuesta; no le dará lo que él desea.

El cura llamaba a Ramón a su casa, se encerraba con él en una habitación, tomaba un garrote y le obligaba a firmar el correspondiente recibo. Por medio de estos procedimientos teológicos D. Miguel infundía la moral evangélica entre las almas encomendadas a su cuidado. No eran de su agrado las novedades en el culto.

Eso quiere decir que vuestra majestad le cree digno del hábito por sus hechos, como el gran don Felipe II le creyó digno de él por ser hijo de quien era. Pero esto no estorba para que le prendamos. No; pero vuestra majestad no le debe prender. Dad, dad acá esa cédula dijo el rey. Lerma sacó un papel arrollado y le extendió delante del rey. Ahora dijo Felipe III necesito firmar otros dos papeles.

Pasaré por alto las crueldades con que desde el rompimiento de hostilidades trató el General Otis á los filipinos, fusilando sigilosamente á muchos que no quisieran firmar el escrito, pidiendo la autonomía; nada diré de los abusos de fuerza, que los soldados americanos cometieron contra inocentes é indefensos vecinos de Manila, fusilando á niños y mujeres por estar asomados á los balcones; allanando domicilios á media noche; descerrajando arcas y aparadores, y llevándose dinero, alhajas y cuantos objetos de valor encontraban, rompiendo sillas, mesas y espejos que no se podían llevar, porque al fin y al cabo, son consecuencias de la guerra, aunque impropias de un ejército culto; pero lo que no pasaré por alto, es la inhumana conducta observada por dicho General con el ejército filipino, cuando para arreglar un tratado de paz con la Comisión civil presidida por Mr.

Marenval y Tragomer no oyeron más; estaban en un gabinete severamente amueblado de reps verde, donde sentada detrás de una mesa de despacho, una mujer regordeta y demasiado rubia acababa de firmar una contrata con una guapa muchacha muy pintada y que olía fuertemente á almizcle. La señora de Campistrón dijo á los visitantes indicándoles un sofá: Siéntense, señores; soy con ustedes.

Unas veces, al partir la expedición de un gran puerto, se consignaban las condiciones de la empresa en solemnes capitulaciones notariales; otras, los héroes que no sabían firmar hacían decir una misa, y en el momento de la consagración tiraban de sus espadas, y con la otra mano sobre la hostia, juraban mantenerse fieles a sus pactos y compromisos.

Para remediar esto mandé que en el cabildo haya un libro en que se escriban todos los castigos que se ejecutan, en esta forma: «A fulano de tal se le dieron tal día tantos azotes por tal delito, por mandado de tal juez que entendió en su causa», y al fin del mes han de firmar y autorizar todos los del cabildo esta relación, y el administrador ha de certificar a continuación constarle no haberse hecho más castigos que los que allí se refieren, y si se ha dejado o no de castigar a otros que lo han merecido, con todo lo demás que le parezca digno de mi noticia; y sacando del libro una copia, me la envían mensualmente.