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El mayor, Fernando, marino mercante, navegaba en mares lejanos; era un guapo mozo, de carácter aventurero y de gallardísima figura; su madre sentía pasión por él, una pasión material, fundada únicamente en la belleza del muchacho.

¡Oh, qué trabajadora es Maximina! dijo Miguel acercándose a ella sin hacer caso alguno de Adolfo, que le había sido antipático. A la luz del día pudo apreciar mejor su figura.

El santuario es un pequeño recinto heptágono con pavimento de mármol blanco, zócalo formado por siete grandes tableros de lo mismo, arquería ornamental, y bóveda tambien de mármol, labrada de una sola pieza en figura de concha, orillada de una elegante moldura.

La primera impresión de Isidora al ver entrar a Muñoz y Nones fue muy grata, porque el notario era un hombre admirablemente dotado por la Naturaleza en figura, modales, gracia de expresión y don de gentes. Su edad no pasaba de cincuenta años, y vestía con pulcritud y corrección.

De pronto se detuvo tía Pepa y, sonriendo, nos dijo: ¡Bonita figura! ¡La vieja siguiendo a los galanes! Angelina quiso desenlazar su brazo; pero yo no lo permití. Encontramos nuevos grupos que iban a toda prisa, sin duda para ganar puesto en la capilla. En una esquina topamos con unos «nacateros» que se dirigían al mercado, muy cargados con grandes piezas de carne sanguinolenta.

El hombre, cercado de regio esplendor, deja que le rindan vasallaje sus súbditos los elementos; en su séquito se encuentran también la Razón, en figura de anciano, y la Voluntad, en la de gracioso, enseñando el uno al hombre, que es sólo polvo, y el otro no cansándose nunca de ponderar su grandeza.

Pero si en lo que se refiere a la elección de asuntos, venció el amor a lo sobrenatural, en lo tocante a la manera de tratarlos y a la representación de la figura humana, prevaleció un sentido esencialmente realista.

Advertíase pronto que era uno de esos hombres que cuidan con esmero del aliño de su persona; que retocan su figura con la misma atención y delicadeza con que el escultor cincela una estatua; que al rizarse el bigote y darle cosmético creen estar cumpliendo un sagrado e ineludible deber de conciencia; que agradecen, en fin, al Supremo Hacedor, el haberles otorgado una presencia gallarda y procuran en cuanto les es dado mejorar su obra.

Aunque su figura es menuda, está admirablemente formada, pero se observan en ella tendencias á engordar que pudieran más adelante dañar su gentileza.

Jaime, en medio de la vaguedad de sus recuerdos infantiles, contemplaba con saliente relieve la figura de su abuelo. Jamás había encontrado una sonrisa en aquel rostro de patillas blancas, que contrastaban con sus ojos negros e imperiosos. Los de la casa tenían prohibido subir a sus habitaciones. Nadie le había visto más que en traje de calle, con una pulcritud minuciosa.