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El ferrocarril está construido sobre un piso artificial muy elevado que forma un inmenso puente sobre la ciudad, á fin de poder penetrar hasta el centro, sin interrumpir el tránsito de las calles; así es que, al pasar el viajero, ve debajo, en la profundidad, las casas apiñadas en interminables filas, y las gentes hormigueando por las calles como enanos ó liliputienses.

El ferrocarril llega hasta el puerto mismo por una calzada construida entre las aguas de la bahía, desarrollándose á la vista un magnifico paisaje. La provincia de Santander, muy rica por sus extensos bosques naturales y casi totalmente montañosa, es una de las mas bellas comarcas marítimas de España.

Para censurarla había que ser consecuente y hablar mal también del ferrocarril, del teléfono y de todas las conquistas del progreso. Podía esperar sentado a que todas las personas honradas se coligasen, según él decía, para acabar con los negocios bursátiles.

El ferrocarril badense, ántes de salvar el Nékar ó dirigirse á Mannheim, se inclina hácia las montañas, como si fuese á penetrar en ellas por el pintoresco valle de aquel afluente del Rin.

Por fortuna, despues de 1847, se ha trabajado en las vias de comunicacion, aunque no en grande escala, y el ferrocarril que se está concluyendo de Losana á Berna, pasando por Friburgo, obra de una compañía franco-suiza, desarrollará notablemente la riqueza y prosperidad del Canton.

Yo la encuentro mejor que nunca... Pero vamos a ver, don Máximo, ¿usted cree de buena fe que podemos aceptar el trazado de Miramar? ¿Y por qué no? ¿No comprende usted que nos hundimos para siempre? Don Mariano, me parece que está usted obcecado. Lo que le importa a Nieva es tener ferrocarril pronto, pronto, pronto. Lo que le importa a Nieva es tener ferrocarril bueno, bueno, bueno.

Para viajar en el interior, fuera de los ríos y del ferrocarril, existen caminos que pueden recorrerse en diligencias algunas veces y a caballo en otras. Paraguay posee muchos lagos, que son frecuentados por los que buscan diversión en los días festivos y por los que desean recuperar la salud.

Además, le pareció un digno final de su hazaña ofrecer á los enemigos, si es que le seguían, la ocasión favorable de atacarle en los muelles desiertos. El demonio de la soberbia soplaba en sus orejas: «Así verán que no les tienes miedo.» Y marchó resueltamente hacia el puerto, pasando sobre rieles de ferrocarril, contorneando los muros de largos almacenes, metiéndose entre montañas de mercancías.

Pero ya que la Francia y la Alemania se resolvieron á enlazar sus ferrocarriles sobre las tranquilas ondas del Rin, han tenido buen cuidado sus gobiernos de tomar todas las precauciones necesarias para poder cerrar el paso ó volar el puente el dia en que la maldicion de la guerra venga á protestar contra ese símbolo de fraternidad, ó por lo ménos de armonía, que se ve en el ferrocarril.

El hotel donde nos hospedamos, situado á poca distancia de la estacion del ferrocarril, se hallaba á un kilómetro de la ciudad, al extremo de una hermosa alameda que sirve en los domingos de paseo favorito. Allí fuímos testigos de una escena de costumbres alemanas, que despues vímos repetirse en toda la Alemania. Nos pareció característica, y por eso quiero describirla brevemente.