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Y fuele respondido por el propio tenor, paso: -Estáis y tu mujer, con dos amigos tuyos, y dos amigas della, y un caballero famoso llamado don Quijote de la Mancha, y un su escudero que Sancho Panza tiene por nombre. ¡Aquí que fue el admirarse de nuevo, aquí que fue el erizarse los cabellos a todos de puro espanto!

Se ocupa largamente de Rafael Pombo, el famoso autor del canto de Edda, que dio la vuelta a América, y que mereció entre la avalancha de contestaciones, una hermosísima de Carlos Guido y Spano, «Pombo según el Sr. Cané es feo, atrozmente feo. Una cabecita pequeña, boca gruesa, bigote y perilla rubia, ojos saltones y miopes, tras unas enormes gafas... Feo, muy feo.

Pero faltó el poeta, y sobró en la hambre, tanto, que determiné dejar al morisco y entrarme en la ciudad a buscar ventura, que la halla el que se muda. Al entrar de la ciudad vi que salía del famoso monasterio de San Jerónimo, mi poeta, que, como me vio, se vino a con los brazos abiertos, y yo me fuí a él con nuevas muestras de regocijo por haberle hallado.

Bien sabido es que el famoso vino que allí se produce no es regalado ó vendido por su opulento propietario, el duque de Metternich, sino para el consumo de soberanos y príncipes, ó de esos reyes de los cofres que se llaman banqueros, capaces de pagar á 27 ó 30 francos la botella del delicioso licor.

El bien, digo, que en tierra pretendemos, Que agora del divino no hablamos; Que aquese solo y sumo bien superno, Está solo en gozar de Dios eterno. Entrando al Paraguay á izquierda mano, El Ipití se , que es rio famoso: Muy plácido desciende por un llano De palmas y laureles muy copioso.

Gallardo, al oírle, sintió que el pasado venía de golpe a su memoria, y reparó el olvido añadiendo tras el nombre: «rico minero de Bilbao». Luego presentó al «famoso doctor Ruiz»; y los dos hombres, como si se conociesen toda la vida, unidos por el entusiasmo de la común afición, comenzaron a charlar sobre el ganado de la tarde.

Había pasado su vida en continua lucha con la marina real inglesa, burlando la persecución de los cruceros en su famoso bergantín repleto de carne negra, que transportaba desde la costa de Guinea a las Antillas. Audaz y de una frialdad inalterable, jamás le vieron oscilar sus marineros. Contábanse de él cosas horripilantes.

Desgraciadamente para , el señor de X., que debía divertirnos tanto, gran conocedor de convites, había tenido la habilidad de ponerse malo aquella mañana; el famoso T. se hallaba oportunamente comprometido para otro convite; y la señorita que tan bien había de cantar y tocar, estaba ronca, en tal disposición, que se asombraba ella misma de que se le entendiera una sola palabra, y tenía un panadizo en un dedo. ¡Cuántas esperanzas desvanecidas!

Más famoso por su personalidad y por la expansión de sus sentimientos en poesías líricas, que por escribir algunas comedias, fué D. JUAN DE TARSIS Y PERALTA, CONDE DE VILLAMEDIANA. Este caballero, elegante y de talento, perteneciente á una de las familias más nobles de España, superintendente de Correos del reino, fué también uno de los astros más brillantes de la corte de Felipe IV. Hiciéronse muy populares las canciones amorosas que le inspiró su carácter, sensible y muy apasionado de las damas.

La estrategia de unos y otros era graciosa: comenzaban ya a organizarse las combinaciones ministeriales, y en todas ellas hacíase el papel, delante de Butrón y delante de Jacobo, de reservarles a uno y otro las ansiadas carteras; mas volvía la espalda el joven Telémaco, y decían todos al prudente Mentor, y este era el primero en afirmarlo, que era una temeridad, un descrédito para el partido dar entrada en el futuro gabinete a un botarate, un loco sin decoro como Sabadell, y que la cartera que este esperaba había de darse al señor Fernández Gallego, hombre probo, orador famoso, capaz de desatascar un carro, cuanto más a un Gobierno, con sólo hacer oír en las orejas del tiro los rotundos períodos de su enérgica palabra.