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Quiero le dijo el general que sea hombre de bien, capaz de grandes cosas, enemigo de las pequeñas... y aunque no ha de cantar misa, ni hace falta que se coma los santos, muy religioso. Nada de beaterías: espíritu religioso, temor de Dios y amor al prójimo. ¡Cristiano de verdad! ¡En fin, que sea todo un hombre!

Y con esto queda en su punto la verdad que la fama pregona de la bondad de Marcela; la cual, fuera de ser cruel, y un poco arrogante y un mucho desdeñosa, la mesma envidia ni debe ni puede ponerle falta alguna. -Así es la verdad -respondió Vivaldo.

Las aguas, negras y siniestras, espuman bajo ellos con el hervor de las calderas del Infierno. Ya sólo falta colocar una piedra, y las brujas se apresuran, porque se acerca el día. Inmóvil, en la orilla opuesta, el entierro espera el puente para pasar. Canta otro gallo. ¡Canta el gallo negro, pico quedo!

Se adivinaban debajo de ella los relieves y el calor perfumado de la carne, sin velos interiores. Miguel miró su smoking y su brillante pechera como si hubiese cometido una falta.

La cabellera amontonada con gracioso descuido, los zapatos blancos algo usados, la blusa modesta de confección casera, la falta total de alhajas, daban a su figura un aspecto de pobreza sufrida animosamente, de incertidumbre bohemia sobrellevada con resignación. Usted que conoce aquí a todo el mundo preguntó Ojeda : ¿quién es?

Pero, aunque el Estado quiera tener esta prioridad, lo cierto es que su bautismo civil es una pobre imitación, sin gracia ni belleza, del primitivo y legítimo que Bautista inició en las orillas del Jordán, adonde buena falta haría llevar los registros, los libros y todas las cuentas del Estado.

Poseía en alto grado el don de la fantasía; la falta de instrucción profana unida a aquella cualidad, la hacía incurrir en desatinos encantadores.

Hay hombres un poco cegatos en materia de psicología femenina, para los cuales no basta que la mujer rehuya con discreción sus insinuaciones. Su falta de percepción es disculpable y justifica el empecinamiento. En este caso se impone el «no» desde el primer instante, pues al que no entiende de razones con los ojos, necesario es hacer que las entienda por medio de los oídos.

La falta de pan suplen los portugueses con farinha do pao, ó cazave. Hay en Cuyabá algun ganado vacuno, aunque poco. En el Xaurú les compró D. Manuel Flores algunas vacas para la gente de los barcos, y pagó veinte pesos por cada una. De lechones y caza hay mas abundancia. Navegacion que hacen los portugueses del Brasil á Cuyabá.

Fue esta grave falta nuevo motivo de tristeza para sus amigos de otros tiempos, que veían degradarse bajo sus ojos, de escándalo en escándalo, esta noble, delicada y caballeresca figura que tanto los había hechizado en otros tiempos.