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Y acentuando de una manera notabilísima aquella expresión de oler una cosa muy mala, añadió que todo lo que estaba pasando lo había previsto él, y que los sucesos no discrepaban ni tanto así de lo que día por día había venido él profetizando.

En las reglas algebráicas hay una parte de convencional, en cuanto se refieren á la expresion; porque es evidente que esta podria haber sido diferente. Pero supuesta la expresion, el desarrollo de las reglas, no es convencional, sino necesario.

Te prohíbo que vuelvas a hacerlo en adelante. Sin responder, él se inclina para recoger la rosa que se ha caído de su pecho. Quiero volver a casa dice Gertrudis, paseando su vista en derredor, con expresión inquieta. Marchan un momento en silencio, uno al lado de otro. Ella fija sus ojos en el horizonte, mientras él respira ávidamente la rosa que ha recogido. Huele bien dice en tono inocente.

El padre Aliaga levantó la vista de sobre la alfombra y la fijó en la reina. Margarita de Austria sonreía; su sonrisa era la expresión de un contento íntimo, y aumentaba su dulce belleza. La mirada que el padre Aliaga fijó en la reina, era la perpetua mirada que el mundo conocía en él: reposada, tranquila, y aun nos atrevemos á decirlo: ascética.

Era una pequeña figura de cuatro pies de alto que representaba a Ofelia coronada de flores. Había tanto desembarazo en la postura, tal delicadeza en las facciones, tanta inocencia en la expresión, que jamás había visto una interpretación más viva de la inmortal heroína de Shakespeare. Quedó pensativo y preocupado.

He dicho en la introducción de estos ligeros apuntes que, para mi entender, Facundo Quiroga es el núcleo de la guerra civil de la República Argentina y la expresión más franca y candorosa de una de las fuerzas que han luchado con diversos nombres durante treinta años.

Su boca era grande, y muy toscos los labios; pero en el conjunto de la fisonomía había una clara expresión de noble atrevimiento, y en su mirada profunda la penetración y el fuego de los ingenios de la antigua raza. Comenzó á hablar relatando un suceso de la sesión anterior, que había dado ocasión á que salieran de la Fontana Garelli, Toreno y Martínez de la Rosa.

¡Bah! no era por Blanca por quien era de temer su influencia murmuró el notario con expresión de duda echando una mirada al tío y al sobrino que estaban fumando apoyados en la balaustrada. ¿A quién se lo cuenta usted, mi querido tabelión? Eso es lo que hace ser mi elección tan delicada.

El interrogado que por otra parte, parecía estar deseando que se le hiciera semejante pregunta, llevó la diestra al bolsillo interior de su levita; después á uno de los del chaleco; ocultó entre sus dedos una moneda, y sonriendo con expresión de triunfo, exclamó, alzando progresivamente la voz: Aquí está la carta ... y aquí esto...; ¿lo ven bien?

El señor Pereda, por lo mismo que siente mucho y bien, es enemigo jurado de la sensiblería; pero cuando llega a situaciones patéticas, encuentra para el dolor o la alegría la expresión natural y no rebuscada, y conmueve más que otros novelistas serios y estirados, por lo mismo que no se esperan tales ternuras en un autor de continuo alegre y jacarandoso.