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Para no ser injustos con el gobierno, que ejercía esta presión, ni con el pueblo, que la experimentaba, debemos añadir que este sistema se fundaba en una razón aceptada y recibida en todos los países católicos, y que la Inquisición española sólo puede condenarse en su manera de proceder, no en su principio, puesto que las mismas ideas predominaban en una gran parte de Europa.

Veremos, veremos murmuró indeciso el ingeniero. Dudaba, con cierta esperanza, ante el camino tortuoso que le proponía su novia. Experimentaba la cobardía del amor, y cerraba los ojos.

A pesar de su ánimo, experimentaba una especie de cansancio y de abatimiento. Después del gran gasto de energía de los últimos años, la fuerza nerviosa que la había sostenido hasta entonces la abandonaba al llegar al puerto.

Otra especie de tortura peculiar que experimentaba la pobre mujer era cuando veía un nuevo rostro, cuando personas extrañas fijaban con curiosidad las miradas en la letra escarlata, lo que ninguna dejaba de hacer y era para ella como si le aplicasen un hierro candente al corazón. Entonces apenas podía contener el impulso de cubrir el símbolo fatal con las manos, aunque nunca llegó á hacerlo.

Ella ya había distinguido entre todos al hombre del cual quería ser, pero no le había prometido nada y experimentaba una cierta alegría en tratarle como a los demás y en ocultarle su preferencia. Se divertía en hacerle dudar de su dicha, en llevarle de la esperanza al temor, en someterle todos los días a una prueba.

Las dos bocas acabaron por unirse, y Ricardo pensó que ese beso iba á ser interminable. Experimentaba la sorpresa del que al entrar en un palacio maravilloso ve francas las puertas de un segundo salón todavía más admirable, y luego penetra en un tercero que le parece superior, perdiéndose en lontananza la sucesión de habitaciones deslumbradoras abiertas ante él.

Cuando su mujer salía a abrirle y le enseñaba su dentadura, semejante al teclado de un piano, y lo blanco de sus ojos, grande como un plato, cuando se estrechaba contra él, el pobre experimentaba una repulsión invencible y pensaba, con un dolor cruel, en los seres dichosos que tenían mujeres blancas y niños blancos. ¡Querida mía! decía.

Había instantes en que experimentaba tristeza mirándose convertido en agente de la notoriedad ajena; pero luego, considerando que así se hacía útil, quizá necesario, al dueño de la mujer amada, y que cuanto más le favoreciese más se acercaba a ella, redoblaba su actividad y hacía prodigios para aguzar el ingenio.

Experimentaba el triste consuelo de un enfermo que del estado agudo pasa al estado crónico. Un amigo del joven doctor la visitaba dos o tres veces por semana, pero su verdadero médico continuaba siendo el señor Le Bris. Este le escribía regularmente, así como a la señora Chermidy, y aunque siempre había procurado no mentir, las dos correspondencias no se parecían mucho.

Discurrieron por los salones en parejas. Migajas daba el brazo á su consorte. «¡Es lástima dijo ésta que nuestras horas de placer sean tan breves! Pronto tendremos que volver á nuestros puestosEl Serenísimo Migajas experimentaba, desde el instante de su transformación, sensaciones peregrinas. La más extraña era haber perdido por completo el sentido del paladar y la noción del alimento.