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Sus ojos brillaban con una alegría pueril; le temblaban ligeramente las manos; su espalda se encorvaba. Argensola, que había huído siempre al encontrarle en la calle y experimentado grandes miedos al subir la escalera de servicio de su casa, sintió ahora una repentina confianza. Le sonreía como á un camarada; daba excusas para justificar su visita.

Dio algunos pasos a lo largo del taller como para fijar sus ideas, después, volviéndose al marqués: ¿Puedes, si quieres le dijo , explicarme algunos giros de tu carta cuya significación no alcanzo?... Invocas como excusas ciertas misteriosas circunstancias del pasado, ciertas fatalidades que pesaron sobre la señorita de Sardonne y ... ¿Puedo saber a qué haces alusión?

Cuando el profesor Flimnap regresó de su viaje á la antigua capital de Blefuscú, fué sin pérdida de tiempo á visitar al gigante para darle excusas por su ausencia. Vivía en perpetuo asombro á causa de la enorme gloria que había caído sobre él, con acompañamiento de ganancias no presentidas ni aun en sus momentos de mayor ilusión.

Se mataban entre ellos, siempre por asuntos de amor, pero el forastero era respetado, con el mismo escrúpulo tradicional que muestra el árabe por el hombre que pide hospitalidad bajo su tienda. El Cantó parecía avergonzado de que el señor mallorquín le hubiese sorprendido junto a su casa, en un terreno que era suyo. Balbuceaba excusas.

El general Estrakenz murmuró Sarto, haciéndome saber así que me hallaba en presencia del más famoso veterano del ejército de Ruritania. Detrás del General se hallaba un hombrecillo que vestía amplio ropaje rojo y negro. El Canciller del Reino murmuró Sarto. El General me saludó con algunas leales palabras y en seguida me presentó las excusas del duque de Estrelsau.

Y al mismo tiempo que el ahijado le besaba de nuevo la diestra, el matador entregó con la otra mano a los dos muchachos un par de duros. El padre tiró de la prole con excusas de agradecimiento, no acertando a expresar en sus confusas razones si el entusiasmo era por el regalo a los niños o por el billete para la corrida que iba a entregarle el criado del diestro.

Bellacos de esta especie, palafreneros sin costumbres, como éste, que vimos salir en el último siglo, dirigidos por el entonces Duque de Chartres, de las caballerizas inglesas para preludiar la revolución. ¡Oh, si no hubieran hecho más que preludiarla! dijo sentenciosamente el señor Laubepin se les perdonaría. Le pido un millón de excusas, mi querido señor, pero hable.

Sin excusas, se entiende; y al pedirle esto, le pido una cosa enteramente justa, honorable y sensata... porque en realidad es el único medio de reparar el mal que ha hecho a su honor y al mío... Es el único medio de imponer a las calumnias, a las que ha dado origen con su conducta de esta noche, y a las que este duelo daría un carácter irreparable de verdad.

Tragomer es todavía más fastidioso que . ¡Como! ¿No dejáis quedarse ni á Chambol, el indispensable Chambol? Son las once, dijo Tragomer, y la ópera reclama á Chambol: hoy hacen Coppelia. Si no va por allí, ¿qué dirán las bailarinas? ¿Veis, amigos? Nos esforzamos por ser buenos y no se nos hace quedar... ¡No! Marenval; excusas insistir para que nos quedemos...

Pidióme de beber, hice que no lo entendía; señalóme con la mano, acerquéme junto a él; volvió tercera vez con una seña, volví los ojos a otra parte, mesurando el rostro, y viendo que o lo hacía de tonto o de bellaco, no me lo volvió a pedir, antes dijo al embajador: "No le parezca a vuestra señoría ser atrevimiento el haberme sentado a su tabla, sin ser convidado, por las muchas excusas que tengo para ello.