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Si no existiese mas que un ser solo y simplicísimo; no dejaría de ser uno; y sin embargo, no se le podria aplicar el que estuviese dividido de los otros: divisum ab aliis. No habiendo otros, no habria la division de ellos. Luego este miembro de la definicion es redundante.

El telegrama le había trastornado. No sabía lo que pensar, pero sentía una zozobra inmensa. Lo primero que le había venido al pensamiento era que Elena estuviese enferma, le hubiese ocurrido cualquier accidente. Sin embargo, no parecía natural que le avisasen en aquella forma enigmática. Luego pensó en Clara, en el niño. Tampoco imaginaba que era forma adecuada de darle la noticia.

«Cuando la matriz estuviese hinchada á causa de la obstrucción de periodo, se cojen hojas del arbusto Cipris se pasan al fuego y calentito se aplica al bajo vientre y se calmará la hinchazón. «Para las enfermedades de punzada es muy util las hojas del arbusto Quilala que después de piladas se aplican á la parte dañada.

Pero repito que la cara, la expresión, el mirar..., nada de esto ha cambiado. Cuando hablas pareces una mujer casada...; pero en silencio... pareces una niña, más cándida..., más inocente que tu hermanita, que también es muy mona. De todos modos... es singular..., sin antecedentes..., sin saber que yo estuviese en Madrid... No; eso no. Yo no gusto de jactarme de lo que no debo.

Puede, en fin, afirmarse, que desde Fernando V e Isabel I, hasta la muerte de Felipe II, no hubo problema científico que no se iniciase o hallara eco en España, ni varón ilustre en materia de ciencias que no estuviese en relación con nuestra patria .

Olvidaba su hambre y el mal tiempo, se dedicó a la imitación de un espía, con tanta habilidad como si fuera un verdadero artista, o como si en realidad estuviese al servicio de la Policía secreta.

Así permaneció sin osar mover un pie, la faz blanca, los ojos anegados en gozo extático como si estuviese en un baño tibio y perfumado. Súbito dio un paso atrás, corrió a la puerta del gabinete, la entreabrió, asomó la cabeza y escuchó. Josefa seguía en la cocina. La cerró nuevamente y volvió en puntillas a la alcoba. Detúvose un instante, y avanzó después hasta tocar en la cama.

Tolva, deseando que aquel numeroso concurso que á diario llenaba el café, estuviese al corriente de cuanto sucedía, estableció en el local una especie de cátedra en la cual un ciudadano de buenos pulmones tenía la misión de leer por las tardes y las noches los periódicos en alta voz, así los que se publicaban en Sevilla, como los de la corte y otros de las provincias más importantes, que á todos se suscribió el buen Tolva, con la mejor y más sana de las intenciones.

»Fuese otro día Anselmo a la aldea, dejando dicho a Camila que el tiempo que él estuviese ausente vendría Lotario a mirar por su casa y a comer con ella; que tuviese cuidado de tratalle como a su mesma persona.

¿Va usted esta noche a casa de doña Silvia? preguntole Rubín. Eso pienso. Si sales me dejarás allá, y luego irás a buscarme a las once en punto. Esto contrariaba a Maximiliano, porque le tasaba el tiempo; pero no dijo nada. Y esta tarde, ¿sale usted? preguntó luego deseando que su tía saliese antes de comer, para verificar, mientras ella estuviese fuera, la sustitución de las huchas.