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El porvenir de Filipinas estriba en la oportunidad con que se planteen las dos reformas hace tiempo señaladas por aquella parte de la opinión, que imparcial y conocedora del país, juzga como suyos los triunfos de una administración continuadora de los sanos principios que atesoran las sabias leyes dictadas por nuestros antepasados, celosos de que la preponderancia del poderío colonial de España estuviese fundamentada en la hidalguía de sus principios humanitarios.

Con la vista de un plano, teníamos ya las dos dimensiones que constituyen la superficie: para formarnos la idea del volúmen solo faltaba la idea de otra dimension, que no estuviese en el mismo plano, la que se habrá engendrado por el movimiento del paralelepípedo.

En esta disposición de ánimo, Elisa estaba determinada a todo lo que pudiese asegurarle la victoria. Pero, en medio de sus más violentas pasiones, la prudencia no la abandonaba. Calculaba con serenidad, como si estuviese en calma.

Que sin embargo de todo, meditaría sobre el asunto con la reflexion y madurez que exigia por sus circunstancias, y que estuviese cierto el pueblo, que á su Representante no le animaban otras miras que las del mejor bien y felicidad de esas Provincias.

Emma preparaba alguna gran venganza, y en el ínterin se divertía con él como el gato con el ratoncillo. Tal vez le despreciaba tanto, pensaba el infeliz, que ni siquiera quería concederle el honor de sentir celos; pero aunque no estuviese celosa, lo que es de vengarse no dejaría».

Pero como estuviese manchada de vino, Pepa, excitada, descolgó de la percha con brioso ademán su espléndido pañolón de Manila y se puso á limpiar con él. Frasquito, al ver aquella monstruosidad, dió un brinco y cayó sobre ella, arrebatándole el pañolón de las manos con gesto colérico. Este acto produjo gran indignación en los presentes.

Acaso viendo la posibilidad de desbaratarlo se opondría, mientras que sabiéndolo cuando ya estuviese hecho, no tendría más remedio que resignarse. En fin, me alegó una porción de razones que concluyeron por convencerme... Aquí hizo una pausa la querellante; se llevó la mano a la frente, como si le doliese traer a la memoria lo que iba a decir. Un gesto digno de una actriz de primer orden.

Sin embargo, Miguel no transigió con el parecido, y hasta se indignó. ¡Pero qué enamorado estás, Miguel! exclamó Julita sonriendo maliciosamente. Así me gusta... Ya era tiempo de que la veleta quedase fija un instante... ¿Sabes que si yo estuviese en la piel de esa niña las habías de pagar todas juntas? Lo creo repuso el joven riendo.

Vestía una falda de diversos pedazos bien cosidos y mejor remendados, mostrando un talle recto, liso, cual madero bifurcado en dos piernas. Tenía actitudes de gastador y paso de cartero. Era mujer de buena índole, aunque de genio tan turbulento y díscolo, que nadie que junto a ella estuviese podía vivir en paz. No había tenido hijos ni había sido casada.

»Hecha esta diligencia, me faltaba hacer otra, que era la que más me convenía: y era la de avisar a Zoraida en el punto que estaban los negocios, para que estuviese apercebida y sobre aviso, que no se sobresaltase si de improviso la asaltásemos antes del tiempo que ella podía imaginar que la barca de cristianos podía volver.