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Díjele cuanto me pareció oportuno: le hablé de tus buenas prendas, de tu buen carácter, de tu índole laboriosa, de tu instrucción sólida y bien dirigida, y de la dificultad en que te hallabas para seguir los estudios y la carrera tan brillantemente iniciada, así como de la necesidad en que te veías de buscar algo productivo.

Gentes hay por ahí de mayores estudios, que no se irritan menos si les tocan lo que llaman nuestros siglos de oro. Es culpa de la educación que se da en este país. La Historia es una mentira; para saberla tan mal, mejor sería ignorarla. En las escuelas se enseña el pasado del país con un criterio semejante al del salvaje, que aprecia los objetos por el brillo, no por su valor y utilidad.

Más pudiera decir en mi abono acerca de este asunto, pero no se trata aquí de una discusión académica. Yo carezco de estudios y de facilidad de palabra para discutir con V. sobre la cuestión general de si el matrimonio ha de ser un estado tan difícil y estrecho como otro cualquiera que se toma para servir á Dios, y no un expediente mundanal para disimular liviandades.

La abuela se encogió de hombros, como de costumbre, al oír ese nombre aborrecido, pero, a pesar de su antipatía, me permitió hacer lo que quisiera. Todos estos preliminares no tenían otro objeto que obtener que la abuela me llamase al salón si se presentaban hoy algunas solteronas, pues quería hacer mis estudios del natural.

Si no fuese por ti, no sale adelante nunca de algunas asignaturasNuestro héroe pensaba mal del cura por esta antipatía, achacándola a lo que ya hemos dicho, porque si bien Mendoza no era un águila, ni había de sobresalir jamás en los estudios especulativos, tampoco le parecía un asno; discurría bastante acertadamente en ocasiones, era amigo de cumplir con su deber, y tenía un carácter, aunque grave, muy apacible y simpático.

El dogma de la vision beatífica bien examinado, es tambien una verdad que derrama torrentes de luz sobre las teorías filosóficas! El sueño sublime de Malebranche sobre las ideas, era quizás una reminiscencia de sus estudios teológicos.

Esto redobló sus tristezas; mas cuando Miquis le propuso como único remedio de su mal la rusticación, cobró esperanzas, confirmándose en la idea de abandonar la corte y sepultarse para siempre en sus estados de Molina. La segunda vez que habló de esto a su mujer, no la encontró tan bien dispuesta. «¿Y tus estudios, y tu carrera?

El mismo interesado ha de ocuparse tambien en este exámen; el niño de doce años tiene por lo comun reflexion bastante para notar á qué se siente inclinado, qué es lo que le cuesta ménos trabajo, cuáles son los estudios en que adelanta con mas facilidad, cuáles las faenas en que experimenta mas ingenio y destreza. Experimento para discernir el talento peculiar de cada niño.

Además llevaba gastados muchos miles de francos en planos del futuro palacio. Pintores, arquitectos y jardineros-paisajistas trabajaban incesantemente para ella, exprimiendo su imaginación y haciendo estudios en el pasado. Quería plantar ante el Mediterráneo un enorme castillo escocés, lo más escocés que pudiera idearse: «una novela de Wálter Scott hecha de piedra», resumía la princesa.

Nébel, que cortara sus estudios a la muerte de su padre, sabía lo suficiente para prever una rápida catástrofe; el riñon, íntimamente atacado, tenía a veces paros peligrosos que la morfina no hacía sino precipitar. Ya en el coche, no pudiendo resistir más, había mirado a Nébel con transida angustia: Si me permite, Octavio... ¡no puedo más! Lidia, ponte delante.