United States or Guinea ? Vote for the TOP Country of the Week !


Uno, entre los demás, joven de pocos años, que no menos en las llagas de su cuerpo, que en la paciencia del ánimo, parecía otro Job, se alistó en el número de los hijos de Dios con suma alegría y júbilo de su espíritu, y haciendo fervorosísimos actos de fe, esperanza y caridad, pasó de esta peregrinación á la patria celestial.

En el primer piso se detuvo en medio del pasillo con el pecho jadeante para que su espíritu tuviera tiempo de recogerse y su valor de templarse a fin de preparar a su hija contra el dolor de la separación, o de consolarla con una falsa esperanza.

Terminada ésta, partió a su pueblo y, olvidándose de sus promesas de matrimonio, lo contrajo con una paleta rica. Las demás no habían alcanzado este grado excelso de la jerarquía amorosa. Inclinaciones vagas, devaneos de quince días, algún oseo por la calle; nada entre dos platos. Poco a poco se iba apoderando de ellas el frío desengaño. Aunque no hubiesen perdido la esperanza, estaban fatigadas.

El llanto había sido la voluptuosidad de ese amor: el gozo, la esperanza, la compasión, el miedo, el dolor, todo lo había hecho llorar.

La gente desdichada zaratina, De la esperanza estaba muy colgada: El que esperando está siempre imagina La cosa que le est

Además le habían dicho que un salón «distinguido» no está completo si carece de un piano, pero con cuerdas horizontales y la tapa á medio levantar. Y compró el valioso instrumento, sin esperanza de que llegase á la Presa un visitante capaz de utilizarlo.

Al mismo tiempo un apaciguamiento místico y una luz de religiosa esperanza parecían envolver la figura y formar la atmósfera del cuadro.

La noche descendía poco á poco y con ella aumentábase la melancolía en el corazon del joven, que perdía casi la esperanza de ver á Paulita.

Además, pensó en que sería este sacrificio digno de la generosidad que con él tenía su hermano. Ya que no podía ayudarle con grandes auxilios de dinero, demostraría sus deseos de trabajar. Los escrúpulos de amor propio desvanecíanse en él ante la esperanza de llevar a casa un par de pesetas.

Y del concierto de su civilización, del acordado movimiento de su cultura, surge una dominante nota de optimismo, de confianza, de fe, que dilata los corazones impulsándolos al porvenir bajo la sugestión de una esperanza terca y arrogante; la nota del Excelsior y el Salmo de la vida con que sus poetas han señalado el infalible bálsamo contra toda amargura en la filosofía del esfuerzo y de la acción.