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Y, habiéndola escrito,se la leyó; que decía ansí: Mandará vuestra merced, por esta primera de pollinos, señora sobrina, dar a Sancho Panza, mi escudero, tres de los cinco que dejé en casa y están a cargo de vuestra merced. Los cuales tres pollinos se los mando librar y pagar por otros tantos aquí recebidos de contado, que consta, y con su carta de pago serán bien dados.

Como que es el molinero de Salisbury, caballero en su mula bermeja y probablemente atiborrado de cerveza, según costumbre. Por eso es que el escudero debe preguntar, en caso de duda, si el pasante es ó no caballero.

Me detengo y busco en mi ilusión los pajes con antorchas o el escudero armado que cierra la marcha.

Partió Sancho de carrera, sacando de su paso al rucio, y llegó donde la bella cazadora estaba, y, apeándose, puesto ante ella de hinojos, le dijo: -Hermosa señora, aquel caballero que allí se parece, llamado el Caballero de los Leones, es mi amo, y yo soy un escudero suyo, a quien llaman en su casa Sancho Panza.

La Princesa ama ya al Príncipe de la China y la lavanderilla al escudero, y ambas han mostrado la inocencia de su amor: ahora falta que la doncella favorita de la Princesa se enamore del secretario por idéntico estilo.

Don Quijote y Sancho volvieron a proseguir su camino de Zaragoza, donde los deja la historia, por dar cuenta de quién era el Caballero de los Espejos y su narigante escudero. Capítulo XV. Donde se cuenta y da noticia de quién era el Caballero de los Espejos y su escudero

¡Hola, mon petit! dijo Simón acercándosele. Hete ya escudero hecho y derecho y en camino de calzarte muy pronto la espuela de oro, mientras que yo soy y seré sargento instructor de arqueros y nada más. Apenas me atrevo á seguir hablándote con la misma franqueza que cuando trincábamos en los mesones de nuestra tierra.

¡Bravo, muchacho! exclamó Gualtero. Tente firme. Se ha portado como debía y puede contar conmigo, agregó Norbury, escudero de Sir Oliver. tienes la culpa de todo esto, Tránter, dijo Germán. ¿No andas siempre buscando pendencia á los recien llegados? Pues ahí la tienes. Pero sería una vergüenza que el asunto pasase á mayores. El mozo no ha hecho más que contestar á una provocación con otra.

Levantaos del suelo, que escudero de tan gran caballero como es el de la Triste Figura, de quien ya tenemos acá mucha noticia, no es justo que esté de hinojos; levantaos, amigo, y decid a vuestro señor que venga mucho en hora buena a servirse de y del duque mi marido, en una casa de placer que aquí tenemos.