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He referido la anterior burlesca escena, que parece insignificante y sólo digna de momentánea atención, porque con ser pura broma, influyó mucho en acontecimientos que luego contaré, proporcionándome sinsabores y contrariedades.

Una escena borrascosa de familia cuando el digno señor Kasper y su mujer se levantaron y abrió el hijo la puerta del vacío camarote. «Nélida ha pasado la noche fueraPero Nélida sobrevino como una fiera, y hubo que arrancar al «zonzo» de entre sus manos.

Los mismos; BALBINA, que interrumpe bruscamente la escena, entrando por la izquierda presurosa y sofocada. BALBINA. ¡Señora, señora! BALBINA. ¡Ay, lo que ha hecho la señorita! Me han descubierto. Acaba... ELECTRA. Confesaré si me dejan. Ha sido que... BALBINA. Fue a casa de Don Máximo, y le robó... porque ha sido como un robo... muy salado, eso . DON URBANO. ¿Pero qué...?

Paquito no la escuchaba, sin embargo: durante toda esta escena había sentado en el sitial gótico a Tock, el perrazo amarillento, que se dejaba manejar con esa especie de cariñosa paciencia con que a los niños soportan los perros.

Borróse súbito de su noble faz pseudomarítima la temerosa expresión que la obscurecía, y apareció de nuevo aquella otra distraída, signo de constantes meditaciones. Gonzalo, si no te molesta, te rogaría que pasases conmigo al despacho manifestó dirigiéndose a su futuro yerno. Este, que durante la anterior escena había empalidecido y vuelto a su ser varias veces, tornó a desconcertarse.

He escrito a mi esposo para prevenirle y evitar al mismo tiempo la escena de reproches que él dirigirá naturalmente a nuestro hijo al saber el género de vida que hace.

En fin, hace usted bien en desaparecer de la escena por algún tiempo; después volverá con más bríos; para entonces, suceda lo que quiera, el negocio pendiente estará ya resuelto y el expediente de nuestro ferrocarril despachado: dirá la oposición que nada vamos ganando con ponernos en contacto directo con los salvajes, pero, lo de la higuera: si ellos pudieran, hacían uno a la luna. ¿Ha visto a Rocchio?

Hay, en cambio, otras obras de esta clase, cuyos personajes de primer rango, poco comunes en ellas, no exigen, sin embargo, mudanzas de escena, como en la de Tirso, titulada Amor y celos hacen discretos, cuya acción se supone ocurrir en un solo aposento. «En este Senado ilustre Oidnos solas dos horas, Y si es mucho, ved que el tiempo Acaba todas las cosas

Con aquellas sentencias desaparecieron de la escena los dos famosos alumbrados que tanto ruido dieron, terminando su vida obscuramente y arrepentidos, según es de creer, de sus pasadas locuras y escándalos.

Doña Paulita le inspiraba respeto y gratitud, pues no había oído jamás la menor recriminación en su boca, ni Clara le había dicho que tuviera queja ninguna de ella. El recuerdo de la escena y diálogos misteriosos ocurridos algunas noches antes, le puso muy pensativo.