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Conviene, pues, tenerlo presente para entender y apreciar algunos de los dramas que subsiguen. Al hablar de los históricos españoles, incluímos también en ellos los que se fundan en la historia de Portugal, por no diferenciarse de aquéllos en su traza y colorido. La niña de Gómez Arias.

La disyuntiva era terrible y fácil de entender. La señora dijo que enganchase el boghey para usted tartamudeó el infeliz. ¡Al diablo el boghey! El tordo fue ensillado tan rápidamente como las nerviosas manos del asombrado mozo pudieron manejar las correas y hebillas.

Ella, desasosegada, sonrió, mirándole como quien da a entender que acaso no esperaba oír tanto, y le atajó la frase. ¡Jesús, Dios mío! ¡Cuánto pide Vd! ¡Antes tan humilde, y ahora tan exigente! ¿Exigente? ; apuesto a que iba Vd. a decir contraer compromiso.

Exhaló Cordero de su pecho un suspiro en que parecía que la mejor parte de su alma se escapaba en busca del fugitivo, y salió abrumado de pena. En la calle el gentío que se agolpaba junto a las ruinas le dio a entender que sacaban aquel precioso fósil que fue agente eclesiástico.

Era un viejo leproso, casi completamente idiota, atacado por no qué enfermedad escorbútica que convertía sus labios en un gran morro, que no podía mirarse sin repugnancia. Costó gran trabajo hacerle entender de qué se trataba.

El alocado don Pedrito tiene por delante un hermoso porvenir. Sería una estupidez echarlo a rodar de esa manera. ¿Qué iba a hacer él, sin oficio ni beneficio, casado con una pitusa, hija de un remendón que no tiene sobre qué caerse muerto? Yo no podría aprobar semejante desatino. Queda la cuestión de conciencia, la moral. Yo me río de lo que la gente suele entender por moral.

Cuando pensaba así, o por el estilo, Bonis, de repente, creyó entender que el canto religioso de Serafina llegaba a narrar el misterio de la Anunciación: «Y el ángel del Señor anunció a María...». ¡Disparate mayor! ¡Pues no se le antojaba a él, a Bonis, que aquella voz le anunciaba a él, por extraordinaria profecía, que iba a ser... madre; así como suena, madre, no padre, no; ¡más que eso... madre!

Mi padre me lo daba á entender así, aunque observando siempre, sobre este asunto, una reserva que yo juzgaba muy legítima. Los sentimientos de mi madre para su esposo me parecían de una naturaleza indefinible.

Y no se ha de entender por esto que han de dejar de encomendarse a Dios; que tiempo y lugar les queda para hacerlo en el discurso de la obra.

Esto quería dar a entender, y Bonifacio, comprendiéndolo, rectificó: De la infancia... precisamente... no... es uno de los amigos de la viuda de Cascos.... Y se puso otra vez muy colorado.