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Por otra parte, siendo como era incapaz de enamorarse, claro estaba que sólo había de concebir y fraguar ciertos planes contra una mujer más rica que él, y la fortuna de Emilia era muy inferior a la suya De lo cual sacaba en limpio incautamente que no pudiendo inspirarle pasión ni codicia, sus bromas, sus requiebros y atrevimientos eran pura palabrería.

Yo no he pensado despacio en esas cosas, ni cómo será el enamorarse; pero se me figura que debe ser así... más de bullanga, y que entrará... vamos, más de prisa y más recio. Pero esos amores de bullanga, ¿qué falta hacen para ser buenos casados? Yo supongo que ninguna. Para ser buenos casados, dice el Padre Urtazu que lo preciso es la gracia de Dios... y paciencia, mucha paciencia.

Novoa, hombre simple en sus gustos, que no podía comprender el amor mas que ordenadamente, dentro de la regularidad de una equivalencia de edades, rió de este apasionamiento del oficial como de algo grotesco. ¡Qué absurdo! ¡Enamorarse de ese modo de una mujer que casi puede ser su madre!... El príncipe se estremeció al oir esto, mirando fijamente á su acompañante. No; no sabía nada.

La modestia y el recogimiento de doña Beatriz hacían que gastase poquísimo en su persona, así es que le sobraba mucho, en proporción de su corta hacienda, y todo lo consumía en obras de caridad. Paco Ramírez, testigo de todo esto, y única persona que veía a doña Beatriz en su soledad, acabó por enamorarse de ella perdidamente.

Venga... Por aquello de cumplir. Dices bien; una cosa es enamorarse de la muerte, y otra cumplir nuestras obligaciones mientras no llega el momento dijo doña Lupe con naturalidad . De te decir que estoy harta de la vida, pero harta, y si no he tomado ya una determinación es porque como tiene una tanto que hacer, no le queda tiempo ni para pensar en lo que le conviene.

Cosas de mozos; se ha enamorado á bulto. Pues mirad: ha acertado en enamorarse, porque eso tiene ahorrado para cuando la vea el semblante. ¿Pero quién es ella? ¿habremos tropezado con otra pieza mayor? No por cierto; se trata de una doncella que, á pesar de su hermosura, nunca ha tenido novio. El nombre, tío Manolillo, el nombre. Doña Clara Soldevilla.

Amarga era la suposición; pero no importaba gran cosa, porque Juan no permanecía nunca mucho tiempo en tal cautividad: se prendaba de un cuerpo hermoso hasta conocerlo poco a poco, beso a beso; pero enamorarse... ¡imposible! En esto precisamente fundaba Cristeta su esperanza. ¿Cuál era su plan? A nadie lo comunicó.

Yo procuraré hacerme cargo de las cosas y prevenir los acontecimientos, pues desde lejos, lo mismo que desde cerca, soy de usted en cuerpo y alma. »Amaury.» »P. S. Tenga mucho cuidado con Felipe. Le conozco bien y que es muy capaz de enamorarse de usted. »Es un ente ridículo; pero su propia ridiculez puede comprometerla.

Pero desgraciadamente, la diferencia que existe entre los necios y los hombres de talento, suele ser sólo que los primeros dicen necedades, y los segundos las hacen: mi amigo entró en sociedad, y a poco tiempo hubo de enamorarse; los hombres de imaginación necesitan mujeres muy picantes o muy sensibles, y esta especie de mujeres deben de ser mejores para ajenas que para propias.

Díjeme que los corazones no deben estar precisamente formados de la misma manera; que si algunos se dan en un minuto, otros tienen la facultad de meditar y estudiar antes de enamorarse; que si el señor de Couprat no me amaba aún, eso tenía que suceder hoy o mañana, dado que era evidente, que existía entre nuestros gustos y caracteres respectivos una innegable semejanza.