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Vése allí una dama, que corre el mundo buscando á su amante, que la ha abandonado; encuentra un pastor, que se enamora de ella é intenta consolarla; pero no lo atiende en sus pretensiones, y sólo suspira por su caballero ausente.

Una mujer arruinada por él, es un mérito contraído para con las demás. El hombre no calavera, el hombre de talento y juicio se enamora y, por consiguiente es víctima de las mujeres: por el contrario: las mujeres son las víctimas del calavera. Dígasenos ahora si el hombre de talento y juicio no es un necio a su lado.

La generalización filosófica ó teológica sólo está en el epígrafe. Pues qué, ¿no es más que la carne lo que enamora á usted en su innominada querida? Nunca ni el más materialista de los poetas gentiles, sustrajo tanto del amor los elementos no materiales, que le idealizan y hermosean, y le redujo al mero concepto de la lascivia, como si fuera amor de perros ó de gatos.

Claro es, pues, que D. Jaime, aunque por acaso se sintiese inclinado a amarme, que lo dudo, desecharía de el amor como una tentación insana; como un disparate funesto. Luego interrumpió doña Manolita , no concibes que te quieran sino por cálculo. No te entiendo. Lo que lisonjea y enamora es que la quieran a una, aunque sea pobre, y no por ser rica.

El anciano Leucato se ha retirado con su hija Nicea á una casa de campo, en medio de espesos bosques, para pasar tranquilamente el resto de sus días. El príncipe de Bearn, que, en sus expediciones venatorias, visita con frecuencia estos parajes, ve á Nicea y se enamora de ella, con cuyo motivo reside largo tiempo en la casa de Leucato.

Acaso no hubiera dicho nada, ó al menos hubiera dicho poco, si no la hubiésemos encargado sigilo; pero no hablar sobre el asunto, cuando la encarecimos el secreto; no decir nada del secreto que se la fia; no revelar aquel misterio de que ella se enamora; no llevarse el dedo á la boca, imponiendo silencio á Luisa; no cogerla del brazo; no llevarla aparte; no mirar con aire aturdido á uno y otro lado como para ver si es oida de alguno; no cuchichear al oído de aquella pobre jóven; no descubrirla todo lo que nosotros la habiamos suplicado que ocultara; renunciar al placer supremo de esa patética pantomima, decididamente, lectores mios, eso no lo ha hecho madama Fonteral; eso no lo hace ninguna mujer; eso seria un milagro, y el milagro no es el genio de nuestro siglo, sobre todo, no es la gracia especial de las mujeres de Paris.

Este incidente fue causa de que perdiera algunos párrafos de la conversación que tenía lugar a mis espaldas, y que no había concluido todavía. ¡Amarle!... ¿por qué no?... si es posible... si una se enamora... ¡Oh! eso es lo primero. ¿Lo crees así?

Este, que tiene como mes de Mayo Florido ingenio, y que comienza ahora A hacer de sus comedias nuevo ensayo, GODINEZ es. Y estotro que enamora Las almas con sus versos regalados, Quando de amor ternezas canta ó llora,

Es de ver la galantería del negro porteño. Prescindiendo, si es posible prescindir, del ambiente del salón, que es algo pesado, la cortesía y la urbanidad entre ellos son incomparables: el lenguaje incorrecto, pero elevadísimo. Se conversa con las mismas pretensiones con que se conversa en el gran mundo; se enamora con la misma gracia, con la misma compostura y con el mismo chic.

Pues ¿qué piensas hacer con el imposible que se te ofrece en la conquista desta Porcia, desta Minerva y desta nueva Penélope, que en figura de doncella, y de fregona, te enamora, te acobarda y te desvanece?