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Quedó inmóvil la sagrada plataforma, rompió a tocar la banda de música una marcha garbosa, de las que alegran al público en la plaza de Toros, e inmediatamente los ocultos portadores del «paso» comenzaron a levantar a un tiempo una pierna, luego la otra, ejecutando un baile que hacía moverse el catafalco con violenta ondulación, empujando a la gente contra las paredes.

Es raro que introduzca algún imprevisto desorden en la naturaleza, como puede ocurrir, por ejemplo, cuando un ventisquero lateral, empujando un largo muro de escombros ó adelantándose á través de un riachuelo salido del ventisquero primitivo, acumula las aguas y forma así un lago incesantemente crecido.

Buena parte de aquella gente había dejado sus lejanas chozas o alquerías antes del amanecer, a la luz de las estrellas. ¡Atrás os digo! gritaba allí un corchete ebrio de poder, empujando malamente a los rústicos, a fin de conservar el humano callejón por donde iban llegando a la iglesia damas y caballeros.

Las dos manos de Febrer estrecharon la diestra de Margalida. ¡Ay! ¿era verdad lo que decía el capitán?... Sus ojos buscaron los de la atlota, que permanecían bajos, mientras la emoción blanqueaba sus mejillas y hacía palpitar las alas de su nariz. Ahora, besaos dijo Valls, empujando suavemente a la muchacha, hacia el enfermo.

Véngase aquí, don Rufo, véngase aquí gritaba uno que estaba más adelante. ¿Eres , Cipriano? Y empujando y tropezando, llegaba el recién venido a colocarse. Alguno más práctico encendía una cerilla, pero al instante salían voces de la cazuela: ¡Eh! ¡eh! ¡Cuidado con las narices, don Juan! Cuando va por las noches a casa de la Peonza, el diablo que cerilla enciende.

Lo mismo militares que paisanos se las prometen muy felices y cambian entre miradas de inteligencia, decididos a faltar a su palabra y a pagar la confianza de la niña con la más negra traición. Mas cuando ya se disponían a dar comienzo a su obra maléfica empujando el aparato, Consuelo hace seña a su compañera.

Hija mía dijo el anciano con vivacidad , una de las enfermedades del alma que más individuos trae a estas casas es la ambición, el afán de engrandecimiento, la envidia que los bajos tienen de los altos, y eso de querer subir atropellando a los que están arriba, no por la escalera del mérito y del trabajo, sino por la escala suelta de la intriga, o de la violencia, como si dijéramos, empujando, empujando...».

Aparta, imbécil exclamé empujando suavemente aquel cuerpo sin alma que en uno de sus columpios se venía sobre . ¡Oiga, está ebrio! ¡Pobre muchacho! ¡Da lástima!

Vuelvo la cabeza y ¿qué es lo que veo? La señorita, que iba empujando por detrás con todas sus fuerzas y que siguió así hasta lo alto de la cuesta, por más que le dije. Además le dio todo el dinero que llevaba... No es por el dinero, pues me gusta que las jóvenes tengan la mano abierta, pero las conveniencias... ¿Y hoy... ha empujado algún otro carro?

Sus labios se separaron, lanzando una leve exclamación de sorpresa. ¡Ah!... Se apagó la luz arrogante de sus pupilas. Luego bajó los ojos, y poco después la cabeza. La muchedumbre vociferante lo fué empujando y se lo llevó, sin que nadie se acordase del hombre que había dado la alarma é iniciado la persecución. Aquella misma tarde el Mare nostrum salió de Marsella.