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Andronico codicioso de ganar el presidio de sus mayores enemigos, dió al Spinola siete galeras con su Capitan Mandriol, Genovés de nacion, para que juntas con las diez y siete facilitase mas la empresa. Antonio embarcó á Demetrio, y con veinte y cinco galeras llegó el dia siguiente á las dos después de medio dia á los palomares cerca de Galípoli, y comenzó á desembarcar la gente.

Sin embargo, se entiende que el padre celestial ve esto y mucho peor a cada hora y a cada minuto del día; ve al joven, al débil, al desvalido, asaltados por un tentador sobrenatural, su propia criatura, su ángel rebelde, enteramente malo y perverso; y lo ve triunfar en su empresa de arruinar a las almas. Y entonces, el traicionado, la pobre víctima humana es castigada, no el diablo".

Juntos fueron a recorrer los caseríos de alrededor, con el fin de encender en los pechos el amor a la tierra natal, y al siguiente día Labarbe acompañó a Hullin a casa del anabaptista Cristián Nickel, el colono del Painbach, persona respetable y de buen sentido, pero a quien no pudieron convencer de que debía tomar parte en la gloriosa empresa.

Se abandona la empresa, y cuando la debilidad empieza a producir calambres en el estómago, se acude al brandy, que engaña por el momento, pero al que se vuelve a apelar así que ese momento ha pasado. Allí también empecé a estudiar la curiosa organización de los bogas del Magdalena, que sirven de marineros en los vapores, contratados especialmente para cada viaje.

Con la tranquilidad que comunica la pureza de la intención, fué recogiendo toda la moneda depositada en el fondo del bote. La contó: ocho pesos y cuarenta centavos. Luego buscó en su cinto un lápiz corto y romo, arrancando también un pedazo de papel de un diario viejo de Salta. La redacción del documento fué empresa larga y difícil.

No me halagaba mucho aquel papel de cachetero que se me concedía y casi por caridad; pero con el deseo de poner algo de mi parte en aquella empresa feroz tan pronta y felizmente rematada, aceptéle de buen grado, y hasta sentí muy grande complacencia en ver que con un balín de mi revólver encajado en el oído de la osa, la había producido yo las últimas convulsiones de la muerte.

Me pareció aquella empresa harto más alta que la mía de la antevíspera, no sólo por la calidad del enemigo, sino por la grandeza de los fines, y pedí a la mujer gris algunos informes sobre la manera de llevarlo a cabo. Iban los expedicionarios provistos, ante todo, de «barajones», unas tablas con tres agujeros cada una, en los cuales se meten los tarugos de las abarcas.

Realzan el mérito del libro los pocos años de su autor, que no ha cumplido aún los veinticuatro de su edad, y que se ha empeñado en realizar una empresa llena de grandes dificultades, en mi sentir insuperables algunas de ellas.

Dotados ya de esa vista profética, comprendemos en toda su extensión la sublime empresa de la redención humana por el Salvador; y así como vemos levantarse y perfeccionarse el templo de Salomón, así también se eleva en nuestro espíritu la Iglesia de Cristo, sobrecogiéndonos y arrebatándonos: el vate es aquí profeta, la poesía una revelación, y la magia brillante de que ésta se reviste, se trueca luego en humildad y rendimiento al servicio de Dios, para anunciar esos misterios elevados, que la palabra no puede expresar.

Al hablar de Moreto trataremos de otros casos iguales. En la Nueva idea de la tragedia, de González de Salas, impresa en 1633, se encuentra el notable pasaje siguiente: «Alto es su spíritu, i atrebido á la maior empresa; felices son también en las invenciones, floridos en el Stilo, i que naturalmente acometen siempre á enriquecerle i dilatarle.