United States or Cook Islands ? Vote for the TOP Country of the Week !


Los árboles que orlaban las riberas del Jarama balanceaban sus negros penachos sobre el fondo azul de la noche. El trote de los caballos y sus cascabeles rompían el silencio de la campiña dormida. La luna esparcía sobre ella su luz suave donde flotaban algunos jirones de niebla. García roncaba. Llegaron a Arganda después de las tres.

Deseó luego las buenas noches a su hermana para cortar toda réplica, diose vuelta hacia el lado de la pared, y quedó pronto dormida como un pajarito. Entretanto, escuchando su fácil y rítmica respiración, Laura se revolvía insomne entre las sábanas. Agitábanla pensamientos tan vagos y tristes, que no acertaba ni hubiera querido confesárselos a misma...

Y Rafael, que se sentía halagado por la idea de pasear su amor río abajo, al través de la campiña dormida, desamarró su barca a media noche bajo el puente del Arrabal, llevándola hasta un cañar inmediato al huerto de Leonora.

Hay, sin embargo, algo en el hombre que despierta antes que la razón y los sentidos, y levanta la voz y grita y no calla ni aun en esos momentos de duerme vela en que flotan las ideas como cabos sueltos, sin que la voluntad, dormida todavía, haya tenido tiempo de atarlas y enderezarlas o torcerlas a su albedrío.

Su voz se fué perdiendo en las encrucijadas del camino. Flora permaneció todavía algunos instantes á la ventana pensativa y sonriente. Al fin la cerró, se desnudo á toda prisa y se metió en la cama. Murmuró sin dejar de sonreir las oraciones acostumbradas, y sonriente, siempre sonriente, se quedó dormida. ¡Ah, si supiera!...

Ella vio que la casa estaba como el primer día de sol, cuando se va ya la nieve, y les salen las hojas a los árboles. Todos sus juguetes se los dieron aquella noche, todos. Y el padre llegó muy temprano del trabajo, a tiempo de ver a su hija dormida. La madre lo abrazó cuando lo vio entrar: ¡y lo abrazó de veras! Mañana cumple Piedad ocho años.

El gabinete de «Rosamunda» lo pintó Veber con asuntos tomados de los cuentos de Perrault: un mundo extravagante y encantador de ogros, de gnomos encapuchados, de paisajes feéricos, donde los árboles tienen formas humanas, evocan las extraordinarias aventuras de «La bella dormida en el bosque» y de «Cendrillon».

Soledad se levantó encendida y sonriente de la cama, se limpió las lágrimas con el pañuelo y le echó los brazos al cuello en un rapto de amor y sumisión. Celos. Dos meses después de esta escena entró Manolo Uceda una tarde en la tienda, que á tal hora solía hallarse solitaria. Soledad se había quedado dormida de bruces sobre el mostrador con la mejilla apoyada sobre las manos.

Aquella mujer con nietos guardaba el alma de sus ocho años, incapaz de crecimiento y de evolución; y esta alma permanecía inmóvil y dormida en el envoltorio de su inocencia crédula, lo mismo que los embriones humanos dignos de estudio que se conservan sumergidos en un bocal.

Dejémosla mal dormida, abrazada consigo misma, a las altas horas de la noche, cuando todo ruido cesara en la casa. ¿Era aquello felicidad o martirio? Dice Miquis, y quizás dice bien, que no existiría ni siquiera el nombre de felicidad si no se hubieran dado al hombre, como se da al niño el juguete, el consuelillo de esperarla. Capítulo VI ¡Hombres!