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Solamente hay una tendencia instintiva: ningún freno racional que se oponga. ¿Qué dominio de mismo tiene quien para refrenar su costumbre y pronunciar palabras sucias y obscenas recurre a la intervención de un santo? Falto de voluntad, desprovisto de la idea misma de lucha consigo mismo, ¿cómo puede triunfar sobre mismo?

Pocos años después, enviado por el rey Don Manuel, llegó a Malabar Vasco de Gama, Tristán de Acuña, el grande Albuquerque y otros héroes de Lusitania dilataron nuestro dominio y nuestra gloria por el Oriente.

La celosa de misma se distingue por su argumento, de invención excelente y trazado con admirable ingenio y dominio del asunto. Un caballero joven viene de las provincias á Madrid, en obediencia á las órdenes de sus padres, para casarse con una dama que no conoce, y de la que sólo sabe que es muy rica.

Dióle Dios riqueza y poder, y cuna ilustre, y á me dió ingenio y dominio sobre los demás, y ojos que saben mirar, y oídos que sin escuchar oyen; somos, pues, uno solo. ¿Y qué me importa á de todo eso? dijo la Dorotea. Oíd, oíd, y esperad al fin.

Por cima del diablo, así como hay bien, hay mal inmensamente mayor de que Mefistófeles no podrá jamás curar el alma de Fausto. Fausto, para recibir algún bien del diablo, así como para someterse a su dominio, tiene que ahogar esa aspiración superior de su alma.

Después de una leve discusión, quedamos todos sinceramente de acuerdo en que, para llevar a cabo ese rasgo, se requiere una organización especial, una ausencia de nervios o un dominio sobre la materia, de que ninguno de los humildes presentes estábamos dotados .

Y a los que así no lo hiciesen, si siendo amonestados y reprendidos no cumplían como debían, se les pudiera privar del dominio de sus hijos, como incapaces de darles educación, y a los que les diesen la crianza, aplicación y asistencia de vida, se les dejase libremente disponer de ellos.

Su padre murió viéndole en el apogeo de su gloria. Aquella mala cabeza realizaba su sueño: la conquista de la ciudad, el dominio de los hombres completando el acaparamiento del dinero.

Aquí en este país de libertad, ¿no es el ejercicio de la fuerza, con un propósito cruento, el más honrado de todos? ¡Y no me conteste usted que la sola idea que rige esos actos es defenderse contra ambiciones de dominio, pues todos dicen lo mismo! ¿Quién confiesa que practica el mal? El bien está en los labios de todos, de los asaltantes y de los atacados.

La casa estaba muda, cerrada, como el retiro misterioso donde, para gozarse en mismo, se hubiera confinado el silencio; la puerta principal entreabierta. Isidora, al tocarla, sintió como un valor repentino. El contacto de su propiedad le devolvía el dominio de misma. ¡Revelación magnética de su derecho! Con voz clara preguntó al conserje por la marquesa.