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Todas estas obras indican la flexibilidad de su talento y su diligencia, y el dominio poco común que tenía en el manejo de los medios técnicos de la representación escénica; pero revelan á la par poca originalidad y escasa fuerza creadora.

Si no la admiraba, la oía: tal poder tiene el amor que se vale de todos los sentidos para consolidar su dominio pérfido. Pero, ¡extraño caso! jamás en el largo espacio de un trienio alzó la vista hacia el nido de Alejo, no observar aquella cosa fea que desde tan alto la miraba y la escuchaba con el puro fervor del idealismo.

Allí vigilaba siempre por su autoridad y su dominio lo más aguerrido y selecto de sus guerreros. Su guardia se componía de más de mil veteranos fieles, diestros en el manejo de las armas.

Nada tengo que ver con sus ideas sobre la marcha de las cosas en Colombia, ni con las respetabilísimas inspiraciones de su conciencia; pero cae bajo el dominio de la crítica su apasionamiento ilimitado por las cosas que fueron la glorificación constante del pasado, del pasado español, contra todas las aspiraciones del presente, aun del presente español.

Proponiéndome examinar este punto despues, me limitaré por ahora á comparar la vista con el tacto en lo relativo á darnos la sensacion de la extension, ó se quiere, á suministrarnos lo necesario para formarnos idea de ella. Desde luego se echa de ver que la extension se halla bajo el dominio del tacto: y esto considerando la extension no solo en superficie sino tambien en volúmen.

Las funciones del teatro modelo habrían de dividirse por igual en tres clases: una sería de composiciones dramáticas de antiguos autores cuyas obras fuesen ya del dominio público; otra sería de composiciones de autores, vivos ó muertos, de cuyas obras conservasen la propiedad ellos, sus herederos ó sus editores; y otra, por último, de composiciones inéditas.

Ten cuidado con lo que haces prosiguió, clavando en él sus ojos siniestros, porque una traición pudiera salirte cara. Estaba tan acostumbrado al dominio de aquella terrible mujer, que sintió un estremecimiento de frío, como si algo aciago se cerniese ya sobre su cabeza.

Económicamente, pues, nada nos vale nuestro dominio en Cuba. ¿Es cuestión de honra conservarla? Frase es ésta llena de pompa y de peligro, que sería mejor no emplear. Claro está que nos convendría y nos agradaría que el Dios Término de España no hubiera retrocedido y no retrocediese nunca.

Cuando Velázquez, andando el tiempo, llegó a dominar con dominio absoluto la técnica de su arte, pintó mejor otros cuadros; en ninguno llegó a desplegar tanto vigor y tanta intensidad de expresión: por eso Los Borrachos es entre todos sus lienzos el preferido del público.

Fuera de esto, existían la preponderancia moral, la autoridad tácita adquirida por el largo dominio, la fuerza invisible de la anterioridad. Siempre es fuerte el antiguo, como el novato siempre es débil, con las excepciones que pueden determinar en algunos casos los caracteres.