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Y cuando llegan a un rincón apartado y solitario donde las sombras se espesan, donde no llegan los ruidos mundanales ni penetran los ojos maliciosos de los hombres, llaman con gritos de alegría, como pajaritos de Dios, a sus compañeras, las invitan a venir a disfrutar de aquella amable seguridad donde libremente pueden mostrar sus gracias y recrearse sin peligro de ser sorprendidas.

Y precisamente yo, que no la necesito, tomo todo en serio; no puedo olvidar aquellas lecciones austeras, y me siento invadida por escrúpulos ante la perspectiva de disfrutar demasiados placeres. ¿Es esto lo que me turba? ¿No será más bien el pesar de no constituir el ideal de Huberto siendo para él como el accesorio de una decoración de fiesta?... Pero ¡qué ridícula soy! ¿Por qué preocuparme de tantas cosas?

Considero esto como una desgracia, pero si he nacido así, ¿qué culpa tengo? ¿Por qué disfrutar de una sola obra hermosa de Dios, me he dicho, cuando en el mundo existen tantas y tan preciosas? ¿Hay nada más agradable que repetir la luna de miel, ese feliz estado en que ustedes se encuentran ahora, una y otra vez? Crea usted que aquellos versos de Musset

Gracias a Dios y a la actividad inteligente de mi marido gozo la dicha del ocio para poder cultivar un poco mi espíritu con lecturas amenas y divagaciones estéticas. El ocio es la primera condición para poder disfrutar de las manifestaciones artísticas.

Aún no repuesta de los violentos esfuerzos, que la pusieron al frente de las naciones europeas, no era tampoco posible que se consagrase á disfrutar con sosiego de los bienes alcanzados. Faltábale el asiento y la tranquilidad necesaria para que floreciese en toda su lozanía la literatura dramática.

El método riguroso, la conducta ordenada, habían conseguido darle una robustez relativa; de suerte que, al trasladarse a la fonda, se hallaba bastante fuerte para disfrutar de la vida. Por otra parte, su curador le pasaba una muy bastante cantidad para sostenerse con desahogo.

Veía Doña Francisca con gozo la irrupción del reino vegetal en su triste morada, y ante tanta belleza, sentía emociones propiamente infantiles, como si al cabo de la vejez volviera a jugar con los nacimientos. «¡Benditas sean las flores decía, paseándose por sus encantados jardines , que dan alegría a las casas, y bendito sea Dios, que si no nos permite disfrutar del campo, nos consiente, por poco dinero, que traigamos el campo a casa!».

En seguida aparece la Sombra, como símbolo del pecado; oye con rabia y desaliento el himno, que resuena desde lejos, y conjura á los espíritus de las tinieblas á que se unan con él, si no han de perder para siempre el señorío del mundo. No largo tiempo después se presenta el Príncipe del Averno, envidioso y colérico contra el hombre, que ha de disfrutar al fin de la bienaventuranza.

"Llegará a ser materia de asombro, dice Spencer, que haya existido gentes que encontraran admirable disfrutar sin trabajar, a costa de los que trabajaban sin disfrutar", y sir Oliver Lodge encuentra ya extraño que un individuo pueda vender un pedazo de la Inglaterra para su beneficio particular. "La humanidad está creciendo en inteligencia, en paciencia, en benevolencia en amor", dice Hubbard.

Las costumbres, ya de suyo inocentes, se han mejorado; hemos fundado escuelas, que no había, para niños y para adultos; se ha introducido el cultivo de algunas artes mecánicas, y puedo asegurar a Vd., que sin la guerra que ha asolado toda la comarca, y que aun la amenaza por algún tiempo, si el cielo no se apiada de nosotros, mi humilde pueblecito llegará a disfrutar de un bienestar que antes se creía imposible.