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El blanco, pues, que tienen estos Jesuitas en sus fatigas, es sólo convertir almas para Dios, y al mismo tiempo aumentar vasallos á nuestro gran Monarca, agregando nuevas provincias á su Corona, cumpliendo con la obligación de Jesuitas y de vasallos, en señal de la justa gratitud que debemos á este gran Príncipe que se ha dignado y digna tanto en favorecer á la Compañía, expendiendo al mismo tiempo su Real piedad muchos caudales, con que se ha fundado en tiempo de su reinado, mantenido y aumentado más y más aquella numerosa y nueva cristiandad de los Chiquitos.

¿Qué había hecho yo para merecer semejante ultraje? ¡Ah! ¡si ella supiese lo que cuesta verse abandonado, buscar lo que se amaba y no volverlo a encontrar! ¡Cuán agradecido le estaría si con una puñalada por detrás ese cobarde asesinato no tendría nada de temerario para la mano de una mujer se hubiera dignado evitarme los tormentos que me devoran!

Luz sobrenatural es la que no pudiéndose alcanzar con las fuerzas propias del entendimiento, se logra por la voz de Dios, que se ha dignado hablar por mismo á los hombres para instruirlos en lo que concierne á su completa y verdadera felicidad.

La organización áspera de María, demasiado vulgar para admitir el exquisito sentimiento de la admiración y demasiado indiferente y esquiva para entregarse al de la sorpresa, no se había dignado admirar ni interesarse en nada. Para imprimir algo, para sacar algún partido de aquel duro metal, era preciso hacer uso del fuego y del martillo. Stein estaba pálido y conmovido.

D. Fernando y Doña Isabel llamaron inmediatamente á Don Juan de Fonseca, obispo de Córdoba, y le intimaron la órden de pasar cuanto antes á Flandes para hacer sabedores á los archiduques de este suceso, para que les felicitase en sus reales nombres, y los hiciese conocer la imperiosa necesidad que tenian de preparar su viaje á España, pues ya los aguardaban con impaciencia para ser jurados como príncipes de esta gran nacion, de que el Cielo se habia dignado dejar por únicos herederos.

Si no hubiera puesto ya en él todos los afectos disponibles de su gran corazón, bastaría aquel acto para que le amase sobre todas las cosas. Pero Joaquín dijo más. La señora marquesa de Aransis se había dignado fijar el día siguiente, 11 de febrero, a las cuatro de la tarde, para recibir a la señorita de Rufete.

Ante tal actitud, Raúl se abstuvo de proseguir, pues además de ser naturalmente discreto, estaba habituado a tratar al conde de Mengis con todo el respeto que un sobrino de buena educación debe profesar a un tío que teniendo cincuenta mil libras de renta se ha dignado instituirle su heredero universal.

Quien haga reflexîon sobre la flaqueza del entendimiento humano, lo poco que se sabe, y lo mucho que se ignora, la facilidad con que caemos en el error: los extravíos á que venimos por los sentidos, por la imaginacion, por el ingenio, por los falsos raciocinios, por la precipitacion del juicio, por falta de método, cosas todas que cada uno de nosotros tiene cada dia ocasion de experimentar en mismo, será preciso que confiese, que las luces naturales del hombre no le subministran noticias bastante seguras, fieles y constantes para llevarle al supremo Príncipe de todo lo criado; para lo qual las noticias que él se ha dignado dar de mismo por medio de la revelacion, hacen la total certeza con que se ha de caminar á buscarle.

A un mes de convento y de ayuno y de penitencia me han sentenciado, a más de a la demanda del perdón del rapista, que ya he solicitado, y en cuyo acto de humildad, que la Santa Inquisición se ha dignado imponerme, he sufrido cuantas insolencias pueden decirse y son imaginables, de la boca del rapista.

Mas en estos estrechos términos que nunca se imaginaron posibles por la ciega obediencia que hasta aquí han profesado los indios á los Padres, pero ya los tocamos ciertos y con peligro de llorarlos sin remedio, no puedo dejar de hacer presente á V. S. para descargo de mi conciencia, que después de haber obedecido al Rey nuestro señor y atendido su respeto con cuantas diligencias y medios ha ofrecido el vivo deseo de esta provincia para desempeñar la confianza con que S. M. se ha dignado fiar este negocio de nuestra lealtad, hemos llegado ya al último término de la ejecución, en que es preciso descubrir el primer blanco de la intención de los dos soberanos Monarcas, que es el del divino respeto, y el de la sangre de Jesucristo derramada por aquellas pobres almas cuyos superiores motivos tienen como diadema, esplendor y esmalte de sus coronas los reyes católico y fidelísimo, pues éstos fueron los que empeñaron con valiente resolución su cristiano celo para la conquista de las Indias Meridionales, como lo expresa el señor Alejandro VI en la bula en que señaló los límites de ambas Coronas.