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Pero, como el mismo Ford indica, el nombre de Juan aparece antes á menudo en la familia, muy numerosa, de los Tenorios; y como no aduce ningún hecho relativo á esa tradición, porque dicha Crónica nada dice tampoco, no se puede comprender por qué este Tenorio ha de ser precisamente el famoso Don Juan.

-Por eso -respondió el del Bosque- dicen que la codicia rompe el saco; y si va a tratar dellos, no hay otro mayor en el mundo que mi amo, porque es de aquellos que dicen: "Cuidados ajenos matan al asno"; pues, porque cobre otro caballero el juicio que ha perdido, se hace el loco, y anda buscando lo que no si después de hallado le ha de salir a los hocicos. -Y ¿es enamorado, por dicha?

Por otra parte, lo tengo que repetir aquí, aunque peque de cansado: de una virtud completa no se puede sacar acción que interese y que tenga algo dramático, a no imaginar monstruos horrendos, perseguidores de dicha virtud.

Es cierto que en Dios hay el fundamento, ó sea la razon suficiente, de las verdades geométricas: pero la geometría no se ocupa de estas en cuanto están en Dios, sino en cuanto realizadas ó posibles de realizar. En Dios no hay líneas, ni dimensiones de ninguna clase; luego no hay el objeto de la geometría propiamente dicha.

Este replica en italiano, y aquella prosigue describiendo primero su antigua dicha, y los tristes presentimientos y visiones que luego le afligieron, presagios de la desgracia que le amenazaba. Lee después una carta, que refiere prolijamente la lucha de genoveses y españoles, y concluye diciendo que toda la armada española, con sus reyes, príncipes y grandes, había caído en poder de los enemigos.

Mientras se verificaba dicha mudanza continuó el coro en el sitio correspondiente al altar de S. Sebastian en verano, y en invierno en la capilla del Sagrario; y á 9 de setiembre de 1607 con la mayor solemnidad se llevó el Santísimo al altar nuevo, y se celebraron en él la Misa y Divinos Oficios.

Fué la travesía como al emigrar plácida y hermosa, y al murmullo de las olas del Atlántico, Sebastián, libre por vez primera de la diaria esclavitud del trabajo, sintió que se despertaban en él extraños anhelos, aspiraciones nuevas, vivas, en que reclamaba su parte alícuota la imaginación. De estas aprensiones suele padecer el que se acerca á la dicha esperada largo tiempo.

Esta playa es un brazo de tierra, algunas millas dentro de la laguna, y corre hacia Oriente y divide aquella laguna en dos ensenadas, una de las cuales se extiende al Septentrión y la otra al Mediodía; y así por lo que veía como por lo que sabía por relaciones ajenas, se certificó que dicha laguna desembocaba en el río Paraguay.

Y luego es alta... me hubiera gustado mucho más que fuera baja... me hubiese consolado. «No os hablaré de mi tío, porque que lo conocéis, pero me parece desde luego que lo voy a querer mucho y él lo mismo a . «Es una gran dicha tener linda cara, señor cura, mucho mayor de lo que vos me decíais; se agrada a todo el mundo.

El doctor, con los ojos arrasados en lágrimas, los estrechó en sus brazos y exclamó elevando los ojos al cielo: ¡Oh, mis dos últimos amores en la tierra!... ¡Dios mío! ¡Haz que sean felices y gocen tranquilidad; , que vivan tranquilos en este mundo, y alcancen la dicha eterna en el otro! Les besó la frente.