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Pensaba descansar un ratito y pasar luego a la habitación de Guillermina. «No, no paso; no quiero verla más. ¿Para qué atormentarme? Se acabó. Pongámosle encima una losa». Al poco rato, sintiendo que Jacinta salía, acercose a la puerta con ánimo de verla. Pero no puedo ver nada.

Los toros habían de ser conducidos desde la dehesa de Tablada a los corrales de la plaza. Gallardo no asistió, a pesar de sus deseos de acompañar a doña Sol. Se opuso el apoderado, alegando lo necesario que le era descansar, para encontrarse fresco y vigoroso en la tarde siguiente. A media noche, el camino que conduce de la dehesa a la plaza estaba animado como una feria.

Había levantado con brazos de titán, en torno de él, la alta torre de su fortuna, y ahora se debatía encerrado en ella, sin encontrar espacio para tenderse y descansar. No esperaba nada. Aunque descuidase sus negocios, el dinero seguiría viniendo á él, como si fuese incapaz de aprender otro camino.

Ahora podéis descansar cuanto queráis dijo el bufón. No; no, señor dijo el cocinero mayor ; lo que yo quiero es irme de aquí; irme muy lejos de aquí, porque aquí tengo mucho miedo, porque me muero aquí; porque creo que se me va á caer encima esta maldita casa. ¡Dios mío! ¡Dios mío! ¡Dios mío! Y se echó estrepitosamente á llorar.

En algunos casos se extrae el jugo de los árboles dos años sucesivos y se los deja dos años; en otros se utilizan los árboles por seis años, y después se dejan descansar por igual período. Algunos de estos árboles llegan a tener de treinta a cuarenta años de edad y dan jugo durante unos veinte años. Uno de los productos más valiosos de Bolivia es la coca, de cuyas hojas se extrae la cocaína.

Poco después se descuidó algo D. Valentín, alzó la voz demasiado al preguntar á Clara por su madre, y ésta exclamó desde la alcoba: ¡Qué pesadilla de hombre! Se ha propuesto no dejarme descansar. ¡Si parece que está hueco! Valentín, habla bajo y no me mates. D. Valentín salió entonces zapeado de la estancia en que se hallaban Clara y Lucía, y las dejó solas.

El ha muerto, dejemos descansar su memoria. ¿Pero por qué? inquirí. En estas circunstancias de graves sospechas, y en que el secreto, que por derecho me pertenece, ha sido robado, es deber de usted seguramente explicar lo que sabe, con el fin de que podamos obtener un hilo que nos guíe. Recuerde también que el porvenir de su hija depende del descubrimiento de la verdad.

Cristina dispuso la comida y Fernando comió mejor que los días anteriores. Después dijo, «tengo sueño», y los médicos salieron para dejarle descansar. Era costumbre en él, durante los últimos tiempos de su enfermedad, dormir una breve siesta. Aquel día, Cristina, quedose con él en la estancia y se sentó al lado del lecho real.

«Voy a descansar un ratito. Aunque sean dos ratitos, chica... Ya sabes que tengo el mayor gusto... Estás en tu casa... Vaya que tienes un bonito cuarto. Pero, hombre, ya podías haber puesto ese esqueleto en otra parte. ¡Qué horror! Quiero estar contemplando a todas horas la miseria humana. ¿De quién serían esos pobres huesos?... Son de mujer. Quizás una tan hermosa como ... Mírate en ese espejo.

Ha llegado a mi noticia manifestó con voz solemne que en Madrid se ha dicho que yo hacía descansar todo el peso de las representaciones sobre mi nieta Medarda, lo cual podría causarle fatiga por ser aún muy niña. Para evitar estos comentarios desfavorables he determinado que en la comedia de hoy tomen parte principal mis dos hijas y lo mismo sucederá en las representaciones sucesivas.