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Ellos los dejan salir solos a sus necesidades, los llevan a oír misa, aun a los homicidas, de modo que no se va el que no quiere. Todos los días clásicos y de función se visten de gala con los vestidos que tiene el pueblo para estas funciones.

Yo me compadecí de la infeliz porque la mudez me parece una gran desgracia para una niña casadera. Afortunadamente, sólo se trataba de una mudez artística. La chica tenía una lengua bastante suelta; pero el director no se atrevía a confiarle más que papeles silenciosos. Y ¿por qué no la dejan hablar?

Detesto el mal verso, y me es una fatiga enorme la lectura de esos volúmenes rimados que no dejan preocupación ni agitación; prefiero las dos composiciones de Fallon a la mayor parte de los gruesos tomos de versos que han hecho gemir las prensas de la América Española y de la España misma...

Pero, no obstante la decepción de las palabras usuales, los hechos son tan claros, que ninguna duda dejan.

De nuevo á la población, dices. : de ese lado, á ella conduce; pero del lado opuesto, se interna más y más en la soledad de los bosques, hasta que á algunas millas de aquí las hojas amarillas no dejan ya ver vestigio alguno de la huella del hombre. ¡Allí eres libre!

La latitud de 52 grados y minutos, al polo, aunque es clima muy frio, no puede compararse con la situacion de Suecia, Dinamarca y Rusia, que por estar á mas de 70, no dejan de tener terrenos fértiles y abundantísimos.

Pero no pueden, porque delata la relativa juventud de estos caserones su arquitectura que revela el mal gusto decadente, pesado o recargado, de muy posteriores siglos. La piedra de todos estos edificios está ennegrecida por los rigores de la intemperie que en Vetusta la húmeda no dejan nada claro mucho tiempo, ni consienten blancura duradera.

Algunas mugeres han adoptado tambien el vestido de cinturon, ajustado al talle. Todos los años, por la pascua, dejan los administradores de la provincia sus misiones respectivas, para encaminarse á la capital, conduciendo las producciones del año.

Las dos docenas de eminencias universales que cantan en los primeros teatros del mundo, al pasar por la Galería despiertan el mismo rumor de admiración que los reyes cuando se dejan ver de sus súbditos.

Siempre se dejan pesares... aunque no sea más que el de los sueños no realizados. Los sueños son humo y no valen un pesar... Todo lo contrario... Hay sueños deslumbradores... tan inaccesibles, por desgracia, como el Himalaya... Eso se los lleva uno consigo... Para perderlos por el camino.