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Lo más singular es la tapadera que cierra tan exactamente la boca que es imposible se derrame una gota de agua, aunque haya vientos fuertes, ó se vuelva el jarrito boca abajo: á esta firmeza de la tapadera contribuye el diente ó laminilla, que tiene por debajo, hacia donde suelen estar los goznes de una vinagera, la cual encaja entre una pequeña abertura que dejan entre los extremos del cordón.

Por debajo del emparrado se veía una parte de la terraza, bordeada de naranjos y un trozo de la fachada con sus ventanas abiertas, animado todo por el susurro de innumerables insectos, borrachos de sol.

Tiene todas las malicias de las muñecas creadas por la vida moderna, y debe resultar terriblemente cara... Pero debajo de eso, que no es mas que una costra exterior, tal vez existe solamente una mentalidad algo simple.

que no valían un reale; debajo llevaba otra que valía una ciudadeJuanita, al citar estos versos y al aplicárselos, se olvidaba de sus melancolías y soltaba una carcajada. ¿De qué te ríes, niña? le dijo una vez su madre . Pues no es cosa de risa lo que nos está sucediendo. , mamá; es cosa de risa. Mejor es reír que rabiar.

Su complicado y elegantísimo vestido, que era el del país, se componia de una camisa de muselina muy blanca, sin cuello, graciosamente plegada en el pecho, con anchas mangas abombadas hasta la mitad de los brazos; un corpino de seda violeta con ribetes azules, abotonado por delante y muy avanzado hácia abajo, llegando solo hasta la altura de la mitad del pecho y la espalda, y sujeto con unas cadenas de plata en forma de calzonarias; estas se desprendian de los hombros, por dos piezas de seda azul que los cubrian, y caian pendientes hasta abajo de la cintura, sobre enaguas muy plegadas y nada ampulosas, de una especie de muselina de color de castaña, que salian debajo del corpiño.

3 y tuviereis respeto al que trae la vestidura preciosa, y le dijereis: Siéntate aquí bien; y dijereis al pobre: Estate allí en pie, o siéntate aquí debajo de mi estrado; 4 ¿vosotros no juzgáis en vosotros mismos, y sois hechos jueces de pensamientos malos? 7 ¿No blasfeman ellos el buen nombre que es invocado sobre vosotros?

En el frente de la decrépita y pobre casa, un agujero indicaba dónde estuvo en otro tiempo el escudo, y debajo de él se adivinaban, más bien que se leían, varias letras que componían una frase latina: Post funera virtus vivit.

Las puertas árabes de la mezquita son todas iguales en sus dimensiones por la parte esterior, esceptuada la puerta grande que estaba debajo de la torre ó almenara.

La primera doncella se opuso: los señoritos habían madrugado; luego el viaje no tenía más remedio que haberles fatigado; debían acostarse temprano. ¿Qué iban a hacer sino someterse? Pero en aquel instante sonó el timbre de la puerta. Un joven que traía un bulto debajo del brazo quería verles.

La posada era una casita pequeña, retirada de la carretera, con un arco en medio, sobre el cual se balanceaba una muestra que representaba un delfín de colores chillones. A los lados del arco había dos ventanas y debajo de ellas dos bancos de piedra. La posadera, una mujer enérgica, nos dijo que tenía el establecimiento lleno y no podía alojarnos.