United States or Taiwan ? Vote for the TOP Country of the Week !


Hice notar mis observaciones a Teobaldo, que me trató de visionaria y no quiso darme crédito. »No obstante, cierto día entró en mi habitación con aire agitado. »Juanita me dijo: aquí sucede algo extraordinario. Hay una porción de armas en los subterráneos del castillo. »¿Armas de caza? le pregunté.

Una o dos veces, al acercarme a su lecho, el infeliz me conoció, y para darme las gracias me tendió trabajosamente la mano, una manaza rasposa y tan ardiente como uno de aquellos ladrillos sacados del fuego. ¡Triste velada!

¿Y lo eres también? dijo levantándose de la silla y viniendo a sentarse a su lado. ¿Yo? exclamó Reynoso pasándole el brazo por detrás de la cintura . ¡Yo estoy gozando de un cielo anticipado! Dios no tiene ya nada que darme cuando me muera. Porque me han dicho... me han dicho... que no te vas de buena gana a vivir a Madrid. Pues te han engañado.

A los judíos no he hecho injuria alguna, como sabes muy bien. 11 Porque si alguna injuria, o cosa alguna digna de muerte he hecho, no rehuso morir; mas si nada hay de las cosas de que éstos me acusan, nadie puede darme a ellos. A César apelo. 12 Entonces Festo, habiendo hablado con el consejo, respondió: ¿A César has apelado? A César irás.

Que darme yo á entender que la hermosura Que llevar un cántaro á la fuente, 2400 Por engastar el barro en nieve pura Del cristal de una mano trasparente, No pudo proceder de sangre obscura, Y nacer entendida humildemente, Es vano error, pues siempre amando veo 2405 Calificar bajezas el deseo.

No habéis de decir, replicó la hermosa indiana, que poniéndoos en peligro el salir ahora de mi casa, de ella os echo; tanto más, cuando por venir, aunque sin licencia mía y aun sin yo conoceros, a darme música, en tal cuidado os habéis puesto; y hagamos aquí punto a la conversación, y entraos en ese aposento, que yo voy a ver si por acaso ha podido oíros alguno de mis criados, y cuando todos estén recogidos y el peligro que corréis haya pasado, podréis iros.

Cuando hubieron terminado, asomáronse uno y otro sobre las peñas, y, entrelazando sus brazos, la mirada fija en el mismo punto del horizonte, entonaron la siguiente plegaria, con ese acento peculiar del que recita palabras ilustres, cuyos ecos están siempre despiertos en la memoria. Ella dijo: «El amor santo y el insomnio se añudan como una cuerda para darme tormento

Ni eres mi padre para reprenderme, ni el cura de la parroquia para darme consejos... no puedes hablar de Antonio ni de ningún otro hombre que se me acerque... porque ya ves... cualquiera pensaría que lo haces por envidia. Manolo se alzó de la silla como si le hubiesen pinchado. Toda su sangre dió una vuelta y le acudió al rostro.

Toda la vieja plaza ha desaparecido dijo Silas a Dolly Winthrop, la tarde que regresaron , el pequeño cementerio y todo lo demás. Mi antigua casa ya no existe, ahora no tengo más que ésta. Nunca sabré si se descubrió la verdad respecto del robo, ni si el señor Paston hubiera sido capaz de darme algunos esclarecimientos sobre la costumbre de echar a la suerte.

-En la caballeriza basta que esté -respondió Sancho-, que sobre las niñas de los ojos de vuestra grandeza ni él ni yo somos dignos de estar sólo un momento, y así lo consintiría yo como darme de puñaladas; que, aunque dice mi señor que en las cortesías antes se ha de perder por carta de más que de menos, en las jumentiles y así niñas se ha de ir con el compás en la mano y con medido término.