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Con exquisito tacto los repasaba, los desdoblaba, los volvía a doblar cuidadosamente, diciendo: «Este es el de quinientos, éstos dos de cuatro mil... etcétera». Conocíalos por el orden en que estaban colocados... Luego ponía todo en su sitio con respetuosa pausa, guardaba el arca, y echando la llave, depositaba esta en el bolsillo izquierdo de su chaleco.

La condesa d'Aulnoy dice en otra carta, fecha en Madrid el 29 de mayo de 1689, lo siguiente: «El Buen Retiro es un palacio real, edificado delante de una de las puertas de Madrid. Cuatro construcciones importantes y cuatro pabellones forman un cuadrado perfecto.

Tuve uno, señora... va para cuatro años... ¿Y en cuatro años no ha tenido usted más que uno? ¿Qué tiempo lleva usted de matrimonio? Perdone mi indiscreción. ¿Yo?... murmuró la otra vacilando . Cinco años. Yo me casé antes que usted... ¡Antes que yo! , señora... pues decía que tuve un niño y se me murió, señora, y si me viviera, le digo a usted que...

Arrebata la linterna de las manos de David, lleno de estupor, y se lanza fuera. Desaparece bajo el cobertizo y reaparece un momento después; encima de su cabeza brilla un hacha... Hace girar tres o cuatro veces la linterna y la arroja lejos de él, en medio del agua; después, se precipita hacia la presa... ¡Viene alguien! murmura Gertrudis apretándose estrechamente contra Juan.

Un mozo de cuadra, moviéndose con precaución junto al caballo, coceante de dolor, le quitaba la silla, echándole después a las piernas unos lazos de correas que las agarrotaban, uniendo las cuatro extremidades y haciendo caer al animal al suelo. ¡Ahí, valiente!... ¡Duro! ¡duro con él! seguía gritando el encargado de las caballerizas, sin dejar de mover manos y pies.

Mientras el Zapata andaba por la muralla, se juntaron en la tienda de Juan Osorio de Ulloa, que estaba en la cama malato, cuatro Capitanes: Joan de Funes, Joan del Aguila, Zayas y Borja. Estos trataron que se rindiese el fuerte y enviaron al Zayas á hablar á Zapata de parte de todos para que hiciese alzar bandera.

Narada, al contemplar a Morsamor a la luz de las muchas lámparas que en el estrado había, no pudo menos de decirle que competía con el divino Hari, cuando se casó Rukmini en el magnífico palacio de Duarika. No tardó la bella Urbási en aparecer sobre el estrado. La acompañaban cuatro matronas casadas y la seguían sus siervas, y los pocos convidados, amigos íntimos o parientes de su familia.

El despertar de Jacobo fue alegre: había ganado la noche antes, jugando en el Casino hasta las cuatro de la mañana, más de cinco mil duros.

Júntanse éstos, y él súbese sobre un arca y va diciendo: Ahora sale la dama, y dice esto y esto; y va representando; y el cura, pidiendo limosna en un sombrero, junta cuatro ó cinco cuartos, algún pedazo de pan y escudilla de caldo que le da el cura, y con esto sigue su estrella y prosigue su camino hasta que halla remedio

En todo el trayecto desde su cuarto a la salita, lo mismo al subir que al bajar, la Rufete era gran incentivo a la curiosidad de las presas, que se agolpaban a la puerta de la Sala para verla pasar, y luego estaban comentándola tres o cuatro horas.