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Bien se concibe que era preciso invertir mucho tiempo en investigaciones de esta especie, tanto mas cuanto que, sin ser ayudado en manera alguna á este respecto, debí imponerme toda clase de sacrificios para conseguir mi objeto.

En campañas de la índole de las que invariablemente se han librado en Cuba, cuanto más perfecta sea la organización del ejército leal, más seguros del éxito pueden estar los rebeldes. La disciplina, la táctica, la estrategia, el espíritu de cuerpo y casi, casi, estamos por decir que hasta el valor colectivo, nada representan ni nada valen, y en no pocos casos resultan otros tantos obstáculos.

Entró el enemigo; y aunque venía de paz y don Pompeyo se había propuesto ser muy prudente, en cuanto doña Petronila abrió el pico, el ateo extendió una mano y dijo interrumpiendo: Dispénseme usted, señora, y dispense este digno sacerdote católico... vienen ustedes equivocados; aquí no se admiten limosnas condicionales.... ¿Cómo condicionales?... preguntó don Custodio, con muy buenos modos.

Si despojo á la manzana de todas las calidades que la ofrecen á mis sentidos, privándola de sabor, de olor, de color, de luz, y además de calor ó frio, de blandura ó dureza, y de cuanto puede hacerla sensible al tacto, todavía me queda la extension; sensible, pero concebible.

Vuestras grandezas dejen a este tonto, señores míos, que les molerá las almas, no sólo puestas entre dos, sino entre dos mil refranes, traídos tan a sazón y tan a tiempo cuanto le Dios a él la salud, o a si los querría escuchar.

23 Pero no entrará del velo adentro, ni se acercará al altar, por cuanto hay falta en él; y no ensuciará mi santuario, porque yo el SE

Yo accedí gustoso, tanto por complacer a Inés, cuanto porque hallé la ocasión propicia para hacer lucir gran cantidad de objetos, de los cuales, como colector entusiasta de antiguallas, me vanagloriaba.

Habíase bautizado en San Rafael una doncella de 18 años y se llamaba Isabela, la cual, poco después, se había casado; mas el común enemigo, pesaroso de que se le escapase de sus manos la que antes había sido toda suya, resolvió tentarla cuanto pudo, trayéndola á la memoria su antigua brutal vida.

23 Y, los otros, cierto, fueron muchos sacerdotes en cuanto por la muerte no podían permanecer; 24 mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene el sacerdocio intransferible; 25 por lo cual puede también salvar eternamente a los que por él se allegan a Dios, viviendo siempre para rogar por ellos.

Yo cuánto os interesáis por su majestad, fray Luis; lo tanto, que no dudo que siendo vos inquisidor general, y aun cuando no lo fuérais, haríais cuanto fuese necesario hacer para sellar los labios de esos dos miserables, que, os lo repito, pueden comprometer gravemente á su majestad.