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Las mil callejuelas se cruzan, se bifurcan, se redondean, se cuadran, se confunden, se rodean á mismas, se detienen repentinamente en rincones sin salida, ó se prolongan en los mas extravagantes pasajes, trazando una red indescriptible.

Esta mezquita, erigida en los primeros años de la Egira, es una de las mas antiguas y notables que se conocen: su disposicion y planta sería parecida á la de la mezquita de Córdoba si no tuviese en medio del cuerpo principal un segundo patio espacioso que interrumpe la serie de las 23 naves que de norte á sur y de oriente á poniente se cruzan en ángulo recto.

Mil vapores la cruzan en todas direcciones, ostentando sus formas poco esbeltas de palacios flotantes que traen a mi memoria el triste recuerdo de la «América» y la catástrofe en que sucumbió.

En todas las parroquias, como sabes bien, hay una porción de pobretes, a los cuales no es posible sacarles un cuarto ni por bautizos ni por matrimonios ni por nada. Con el agua y el paso de los transeúntes y el estiércol de las reses que cruzan se convierte al cabo de algún tiempo en abono.

Ten siempre dispuesta tu casa y esté a todo huésped abierta, que acaso la sombra que pasa es sombra de tu madre muerta. No cierres tu puerta. ¿No sabes que cruzan el largo camino mil sombras, mil vidas, mil aves que apenas si saben cuál es su destino?

492 Se cruzan en el desierto como un animal feroz; dan cada alarido atroz que hace erizar los cabellos; parece que a todos ellos los ha maldecido Dios. 493 Todo el peso del trabajo lo dejan a las mujeres: el indio es indio y no quiere apiar de su condición ha nacido indio ladrón y como indio ladrón muere.

Hay verdadera profusion de carreteras, lujo de comunicaciones, todas buenas: los hilos eléctricos cruzan la Suiza entera en todas direcciones. Caminos de hierro desde Basilea á Estrasburgo, Paris, Francfort, Berna.

Muda, con una mirada tímida y suplicante, Gertrudis deja hacer; y cuando él siente entre sus manos ese pie suave y fresco, lo asalta un vértigo, lo invade un deseo ardiente y loco; se agacha y posa sobre él su frente ardiente. ¿Qué haces? exclama ella. El se incorpora... Sus miradas se cruzan llenas de embriaguez, y, lanzando un grito furioso, caen en brazos uno del otro.

La sensación fría del acero de la escopeta en la palma de sus manos le volvió a la realidad. Estaba resuelto a salir de caza por la montaña... ¡Pero qué caza!... Extrajo los dos cartuchos que ocupaban los cañones, cartuchos cargados con perdigón menudo para las bandas de pájaros que cruzan la isla viniendo de África.

Sobre los arcos se tendió una cornisa general, y en esta se apoyaron, cruzándose en el espacio y deslumbrando con sus colores y dorados, como fuegos de artificio cuyas curvas se cruzan en el domo sombrío del estrellado firmamento, los arcos de segmentos que forman la elegante y estraña cúpula morisca.