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Pero ahí están: su espíritu flota sobre esa reunión de hombres, y el extranjero que no tiene el hábito de ese espectáculo, cree verlos, cree oírlos aún con sus voces humanas. En el banco de los ministros, Gladstone, Bright, Forster... Pero el último romano domina a todos. En él concluye por el momento la larga serie de los grandes hombres de estado en Inglaterra.

Usted señora cree que es deber suyo atormentarse recordando, amando lo que fue... y aborreciendo lo que no debió haber sido.... Todo esto sería muy bueno si usted tuviera fuerzas para soportar ese teje maneje del pensamiento. No las tiene usted.

Eso creo yo también; pero ¿y ciertas gentes? ¿pensarán lo mismo? ¿Se fía usted de , Nieves? Como de mi padre: se lo juro a usted. Pues entonces, ¿qué le importa a usted el juicio de esas ciertas gentes? Haga usted su gusto y ríase de ellas. ¿Lo cree usted, Leto? De todo corazón. Pues no se hable más de esto.. Y dígame usted. ¿está el día a propósito para salir a la mar?

El fogonazo, remedado con mucha propiedad por el cura, hizo dar un salto a Bonis, que estaba muy nervioso. Dispara usted su escopeta y me...; no, no conviene que sea liebre; es mejor caza mayor para mi caso; y cae lo que usted cree robezo o ciervo...; pero no hay tal ciervo ni robezo, sino que ha matado usted una vaca mía que pastaba tranquilamente en el prado. ¿Qué hace usted?

¿Yo? dijo con la ruborosa indignación de una virgen de cuya virtud se duda . ¿Y ustedes lo han creído?... ¡Nadie, nadie! exclamó Butrón soltando el resoplido inmenso de un gigante a quien quitan de sobre el pecho una montaña Nadie ha dudado ni por un momento de tu lealtad, hija mía querida, y cree que...

La llamada República de las Letras es un estado conservador y misógeno, que se subleva instintivamente ante toda novedad y la repele con sarcasmos que cree aristocráticos. Cuando se inventó la imprenta, una gran parte de los literatos de entonces también la consideraron como algo populachero y ordinario, que nunca podría gustar á los espíritus escogidos.

Pero no se alcanza por qué dice Kant que el observador no inferirá de aquí la permanencia objetiva del alma observada. Lo que sucederá será lo siguiente. El hombre al pensar en el alma de otro hombre, si cree que pasa en el interior del otro lo mismo que siente en mismo, inferirá que la otra alma es permanente, por la misma razon que afirma la permanencia de la propia.

Doña Paula y Gonzalo sonrieron. Este dijo en voz baja: ¡Qué pelo tan hermoso! Ventura lo oyó, y dijo sacudiéndolo: Es postizo. Todos se echaron a reir. ¿No lo cree usted? preguntó con seriedad y acercándose. Tire usted. Verá cómo se le queda en la mano. El joven no se atrevió, y continuó sonriendo. Tire usted, tire usted insistió ella volviendo la espalda y metiéndole el pelo por la cara.

Cree descubrir absurdos en la divisibilidad infinita; absurdos, si le señala límites, absurdos, si niega los puntos inextensos, absurdos, si los admite. Cuando ataca la opinion contraria se siente invencible; pero su fuerza se convierte en profunda debilidad, tan pronto como quiere establecer y defender la propia.

Por la credulidad facilmente se convence: por la codicia lo cree con eficacia, porque ya hemos probado, que qualquiera nocion si va junta con alguna fuerte inclinacion del ánimo, se imprime con mayor fuerza.