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Amaba mucho la vida, y á cambio de este amor reclamaba de ella todo cuanto pudiera darle... Otras mujeres sentían preocupaciones de orden material: el ansia de riqueza, la conquista del lujo, los apuros de familia... Ella lo poseía todo; ninguna inquietud entenebrecía su mañana; ni siquiera la de su belleza, sostenida por una salud magnífica y que parecía crecer con la edad y el abuso de sus fuerzas.

Abalánzase al señuelo mi fe, que nunca ha podido, ni menguar por no llamado, ni crecer por escogido. Si el amor es cortesía, de la que tienes colijo que el fin de mis esperanzas ha de ser cual imagino. Y si son servicios parte de hacer un pecho benigno, algunos de los que he hecho fortalecen mi partido.

Del mal temporal que fue causa para que el viage de Doña Juana se hiciese mas largo, y de la entrevista que tuvo con la querida de Felipe el Hermoso. Un recio y continuo temporal impidió poder darse á la vela. Esto hacia crecer los tormentos de la princesa, y revestirla mucho mas de indignacion, porque todo parecia combinarse para evitar la reunion con su esposo.

Indignó la gacetilla en alto grado a todos los amigos de Belinchón, e hizo crecer en sus corazones el fuego de la venganza. Por lo bien escrita y malintencionada, achacábase comúnmente a Sinforoso Suárez. ¿Cómo? ¿Sinforoso no era el redactor principal de El Faro, el amigo fiel y edecán de don Rosendo? Ya no.

El día que lo vuelva usted a ver será bien dichosa. Se lo ve crecer y hasta creo ¡Dios me perdone! que está embellecido. Será menos Villanera de lo que me figuraba al principio. La verdad es que parecería cosa del diablo si no tuviese algo de su madre. Es menos huraño; se deja besar y besa; alarga los labios hacia todas las caras con una impetuosidad que sería inquietante en una niña.

Su orgullo parecía crecer en el misterio. En sus entrañas se había formado aquel mocetón hermoso, fuerte é inocente como los héroes de las leyendas. Todos los hombres conocidos en su vida anterior se empequeñecían y afeaban; eran seres inferiores, procedentes de otra humanidad, cuya existencia debía olvidar. De pronto, el accidente estúpido y ciego que hacía caer la noche sobre ella.

En la obscuridad del Parque no vio más que las sombras de los eucaliptus, acacias y castaños de Indias; y allá a lo lejos, como una pirámide negra el perfil de la Washingtonia, el único amor de Frígilis, que la plantó y vio crecer sus hojas, su tronco, sus ramas. Esperó en vano.

Pero el ilustre Momaren quedó herido para siempre después de esta traición, y muy pocos le han visto sonreir. El dolor es el agua que riega los jardines de la poesía y hace crecer sus árboles más lozanos. Como usted notó durante la lectura de sus versos, este gran poeta sólo canta armoniosamente al recordar sus dolores.

Pero contra este acomodamiento estaban todos sus escrúpulos, y la hipótesis del suicidio parecía bien natural si la desdichada había ignorado que la compasión del Príncipe era falsa. Al creerla sincera, ignorando que el Príncipe tenía un nuevo amor, debía haber visto crecer la dificultad de corresponder a las esperanzas de Vérod. Pero ¿ignoraba en realidad el nuevo amor del Príncipe?

22 Y mirad bien que no hagáis error en esto, ¿por qué habrá de crecer el daño para perjuicio de los reyes? 23 Entonces, cuando el traslado de la carta del rey Artajerjes fue leído delante de Rehum, y de Simsai escriba, y sus compañeros, fueron prestamente a Jerusalén a los judíos, y les hicieron cesar con poder y fuerza.