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Pero si un sueño muere y la quimera amable nos olvida, cada cosa es un dardo que nos hiere, y lloran no qué miserere las cosas de la vida.

Esta ruina llegó a tal punto que hay quien asegura haberle visto pegando calcografías en los cristales en compañía de aquella niña grande y, lo que es más absurdo, ella dando a la cuerda sujeta a un árbol por el otro cabo y él con las mejillas inflamadas y los cabellos pegados a la frente saltando y gritando «¡tocino! ¡tocinoRealmente hay cosas que la imaginación no puede representarse.

En esa carta le decía entre otras cosas: «¿Pero cómo ir al Cayo de mi propia voluntad como pedigüeño de fama que va a buscarse amigos, o como solicitante, cuando quien ha de ir en , es un hombre de sencillez y de ternura, que tiembla de pensar que sus hermanos pudieran caer en la política engañosa y autoritaria de las malas Repúblicas?

¿Eso dijiste, Momo? exclamó su abuela ; ¡quita allá!, ¡esas cosas no se dicen!, ¡qué bochorno!, ¿qué habrán pensado de nosotros?, ¡echar en cara un favor!, ¿quién ha visto eso? ¿Pues qué; no se lo diría?, ¡vaya!

Era su lema que debemos partir siempre de la realidad de las cosas, y sacrificar lo mejor a lo bueno, y lo bueno a lo posible. Esto lo había aprendido en la experiencia de los negocios, la cual se aplica con éxito a los asuntos morales, del mismo modo que el ejercicio de las matemáticas y la agilidad gimnástica que dan al entendimiento, facilitan el estudio de la filosofía.

"Decididamente Julio nos ha olvidado. ¿Diré a Camucha que le escriba? "14 de mayo. "Finalmente Julio ha vuelto. Lo hemos cargado de reproches, sobre todo Camucha. Zoraida tuvo que reprenderla por una broma bastante atrevida que le dio. Y ella lo hace de inocente, porque no se da cuenta de lo que significan ciertas cosas.

-Con todo eso, querría -dijo Sancho- que vuestra merced dijese a maese Pedro preguntase a su mono si es verdad lo que a vuestra merced le pasó en la cueva de Montesinos; que yo para tengo, con perdón de vuestra merced, que todo fue embeleco y mentira, o por lo menos, cosas soñadas.

Y, si a esto se me respondiese que los que tales libros componen los escriben como cosas de mentira, y que así, no están obligados a mirar en delicadezas ni verdades, responderles hía yo que tanto la mentira es mejor cuanto más parece verdadera, y tanto más agrada cuanto tiene más de lo dudoso y posible.

No le usted el señorío y boato que reclama, y entregará su cuerpo al demonio... El hombre es más digno y noble; se preocupa de otras cosas que de los trapos, y por eso es él quien debe mandar y dar dos palos a tiempo para que se le respete. Con blusa y alpargatas se siente muchas veces mejor que tirado de chistera y de gabán.

Cargaba dos navíos de esclavos para venderlos en España y recomendaba a su hermano don Bartolomé que tuviese gran cuidado con la mercancía y llevase justa cuenta en lo que correspondiese a cada uno, «pues hay que mirar en todo la conciencia porque no hay otro bien mejor, salvo servir a Dios, y todas las cosas de este mundo son nada, y Dios es para siempre».