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No obstante, al servirse la primer entrada comenzaron a dialogar los vecinos de mesa, y el rumor creciente de las conversaciones envalentonó a los mozos, que pisaron ya más recio. Presidía la mesa el viejo de blanca barba, y la teatral nobleza de su figura completaba la decoración.
»Volvimos a nuestra existencia tranquila, a nuestros estudios, a nuestras acostumbradas conversaciones; y más felices y dichosos que antes de la tempestad, nos parecíamos a los marineros salvados milagrosamente de un naufragio.
Sobre el zumbido confuso y monótono que producían los miles de conversaciones sostenidas a la vez en toda la plaza, destacábanse los gritos de los vendedores sin puesto fijo, agudos y rechinantes unos, como chillido de pájaro pedigüeño, graves y foscos otros, como si ofreciesen la mercancía con mal humor.
Benítez escupió un pedazo del puro, que había roto con los dientes, y contestó con la misma sonrisa de antes: A nada. ¡Santa Bárbara! gritó Quintanar cerrando los ojos y poniéndose en pie de un salto. Y tras el relámpago, que le había deslumbrado, retumbó un trueno que hizo temblar las paredes. Cesaron todas las conversaciones, todos se pusieron en pie; Ripamilán y don Víctor estaban pálidos.
A pesar de la amenidad de tales conversaciones, el grupo de venerables ancianos, con los que sólo había un joven y éste calvo, prefería al más grato palique el silencio; y a él se consagraba principalmente aquella especie de siesta que dormían despiertos. Casi siempre callaban.
Y recordando las expediciones río abajo que tantas veces le había relatado Rafael en sus conversaciones de amigo, aquella isleta con sus cortinas de juncos, los sauces inclinándose sobre el agua y el ruiseñor cantando oculto, le preguntaba, ansiosa: ¿Qué noche me llevas?
Este era el tono de todos los corrillos y de todas las conversaciones, hasta que, por último, para salir de dudas, se resolvió mandar á Lucban, de riguroso incógnito, á una picaresca y lista mestiza, que era quien las capitaneaba.
Bien adivinaba la causa de aquel cambio; pero en sus conversaciones ninguno de los dos osó hacer referencia a ella: Raimundo, porque no podía dignamente declarar a su hermana las relaciones que sostenía con Clementina: aquélla, porque creía indecoroso darse por advertida. Aquellas relaciones obligaron a nuestro joven a hacer gastos extraordinarios que no permitía su renta.
No tengo más remedio contestaba en un tono resignado y humilde que partía el corazón. ¿Si no bebiese una copa por cada cuarterón, qué sería de mí, hijo del alma?... ¡Pasaría la noche como un caballo!» Las conversaciones de la tienda de la Morana eran menos interesantes y movidas que las del Saloncillo. A los viejos tertulianos les interesaban ya poquísimas cosas en el mundo.
Cada cual propende á figurarse, poniéndose él á un lado como excepción rara y punto menos que única, que por acá, intelectual y moralmente, todo está muy rebajado. La maledicencia, la más acerba censura, y la sátira más cruel se manifiestan en nuestras conversaciones y escritos y son lo que más agrada y se aplaude.
Palabra del Dia
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