United States or Uzbekistan ? Vote for the TOP Country of the Week !


Todo pareció temblar; pero acostumbrados los dos viajeros á oir los estampidos de las piezas por la parte de la boca, les pareció de segundo orden el estrépito presente. Lacour iba á continuar su relato sobre el glorioso abuelo de la Convención, cuando algo extraordinario cortó su facundia. Tiran dijo simplemente el artillero que ocupaba el teléfono.

Con ello, «una Salve a la Virgen de las Nieves» y un «Viva Jesús sacramentado», santiguámonos, cubrímonos, acabó de cerrar la noche y nos dispusimos a continuar la interminable jornada.

Ya sabéis, pues, doña Margarita, a qué mal fin llegó, por sus malos pasos, aquel vuestro amante, y desde ahora, si queréis, podéis continuar vuestra historia, que yo no interrumpí sino para deciros lo que del alférez Valcárcel había sido.

María Teresa, que no había perdido una palabra de esta entrevista, se sintió incapaz de continuar oyendo; abandonó el gabinete y se refugió en su cuarto para llorar. Así era lo que Juan quería hacer para que ella pudiera casarse con Huberto.

Instintivamente empezó á mirar en torno de él, examinando la habitación. Vió sobre la mesa varios papeles, todos con una línea ó dos de letra de Torrebianca. Eran cartas empezadas por éste y que había juzgado inútil continuar.

La carga y descarga de artículos de comercio y los tratos y contratos que tuvo que hacer el señor Gastón Vandenpeereboom fueron la causa de tales estadías. Llegó al fin el momento de continuar el viaje. Era una hermosa tarde de otoño, víspera de la salida. Morsamor, Tiburcio, las damas y toda la tripulación estaban a bordo.

Pero aun esta revolución tuvo mal éxito, y setecientos gauchos pasaron por la angustia de abandonar su pampa y su parejero y embarcarse para ir a continuar en otra parte la guerra.

La maternidad no era una abdicación ni una decadencia; podía continuar bella y deseada como las otras, después de un incidente que había creído irremediable.

Al verse solo y mano a mano con Lucía en el carruaje, Miguel perdió la serenidad: no supo por lo pronto más que continuar la conversación empezada, hablando de su afición al campo y del placer que tendría en pasear largo todos los días; pero la vida de Madrid, las visitas, la moda... estaba cortado, aturdido; no sabía por dónde empezar.

JESSY. Sautriot mostróse encantado. Fué a recomendarme a la señora Grattemimi, directora de las Locuras Medianas. ¡Esto debió costarle mucho...! TALMA. ¿Supone usted que esa dama le pediría dinero...? JESSY. ¡Déjeme continuar...! Esto debió costarle mucho trabajo, porque a él no le gustaba relacionarse con la gente de teatro.