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, por la asignación de Amparo, la interrumpí. Eso es. Abrí mi cartera y la di un billete de quinientos reales. No puedo devolver a usted lo que sobra, me dijo. Lo mismo es, la contesté. ¡Ah! ¡es usted muy generoso! Gracias en su nombre; que usted lo pase bien. Y se iba. Espere usted, la dije: tenemos que hablar.

Hallé afuera al galante Tarlein, muy entretenido con la condesa Elga, sin cuidarse de los lacayos que le observaban. ¡Qué diantre! dijo. No todo ha de ser conspirar y el amor reclama también sus derechos. Lo mismo digo contesté; y Tarlein me siguió respetuosamente.

Pero yo... Bien que cuando uno se muere así... vamos al decir... así, al modo de perro o gato, no necesita de que un cura venga y le la solución, sino que basta y sobra con que uno mismo se entienda con Dios. ¿No has oído eso?». Yo no lo que contesté; creo que no dije nada, y me puse a llorar sin consuelo.

Susana, una reducción de mi tía en cuestión de mal gusto y estupidez contesté con fastidio. Desde mañana remediaremos la miseria de tu guardarropa, sobrina. Ten, sin embargo, un poco de respeto por la memoria de la señora de Lavalle. No la querías, pero ha muerto: ¡descanse en paz! Vamos a comer; en seguida Juno te acompañará a tus habitaciones.

Yo le contesté: «, hija de mi alma, te llevaré a la fonda y beberás champagneEl champagne es para Concha algo elevado, de un orden sobrenatural, inaccesible a todo el mundo excepto al patriarca de las Indias, a los ministros y al capitán general. ¿Dónde la ha dejado usted? Ahí, en un gabinete. Carlota, no me mire usted con severidad. Yo no tengo más que un defecto.

Perdone usted me dijo este hombre extraño, con voz cavernosa . Vengo a verle porque me han dicho que es usted un intelectual. Exageraciones, calumnias de mis enemigos, que tienen, sin duda, ganas de verme en la Cárcel Modelo le contesté . ¿Es usted de la Policía? No. De momento, no dijo el hombre con una sonrisa helada . Soy un modesto asesino, para servir a usted...

Preguntó mi mujer con picante curiosidad. Ese bedel, conserje ó lo que sea, contesté á mi compañera, me dice que vayamos al estanco, en donde nos darán un billete, cuya presentacion es indispensable para visitar el edificio. El billete en cuestion nos costará un franco á cada uno. Mi mujer agrió el gesto de un modo visible.

Señor cura dije en tono de protesta, si usted supiera cuánto deseo complacer a la abuela... Eso está muy bien dicho, pequeña respondió la abuela muy contenta. Vaya, la señorita Magdalena no se quedará solterona, lo preveo dijo el cura sin dejar de sonreír. No será porque no las quiera ni porque no las defienda contesté arriesgando una mirada del lado de la abuela.

Rapaza me dijo el hombre que se había detenido junto á , ¿cómo tan sola, siendo tan hermosa? ¿Esperas á tu amante? Yo no le contesté; pero mis ojos se llenaron de lágrimas. ¿Por qué lloras? me preguntó.

Tampoco lo olvido yo dijo el coronel fumando gravemente, pero siempre habrá tiempo de pensar en ello mañana. ¡Ah, viejo Sarto! exclamó el Rey. ¡Bien dicho! Cada cosa a su tiempo. Andando, señor Raséndil. Y a propósito, ¿qué nombre le han puesto a usted? El mismo de Vuestra Majestad contesté inclinándome. ¡Bravo! Eso prueba que no se avergüenzan de nosotros repuso riéndose. ¡Vamos, primo Rodolfo.