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¡Pobre Yurrumendi! Daría cualquier cosa por verle en la tienda de poleas de Zelayeta o en el Guezurrechape de Cay hice, contando sus cuentos; pero los años no pasan en balde, y hace ya mucho tiempo que Yurrumendi duerme el sueño eterno en el Camposanto de Lúzaro. Recalde, Zelayeta y yo ingresamos en la Escuela de Náutica.

Mi hermano es un ente raro, un extravagante, que pudiendo estar bien con los suyos, prefiere vivir casi solo en aquella casa, contando sus miles de duros y adorándolos como si los hubiera de llevar a la fosa. Yo no viviría con tranquilidad.... Dicen que por la noche, al menor ruido, se levanta y recorre la casa con unas pistolas viejas; pero aun así, es extraño que no le roben.

No lo ; estoy rabiando por averiguarlo. Figúrese usted qué ocasión. Precisamente son los que ... Le diré á usted cómo he sabido que esos pájaros se reúnen algunas noches, no si todas las noches. Hace algunos días estaba Feliú en el cuarto del Rey. No había consejo; estaba el conde de T. contando chascarrillos. El Rey se reía mucho, y el ministro también para que no le acusaran de irreverente.

Confiad en , que ni duermo ni reposo, que estoy siempre alerta, y que como decís muy bien, soy el mochuelo del alcázar, y que contando con vos, don Francisco, nada temo. Don Rodrigo se nos escapa; pero juro á Dios, que como el diablo no le ayude... Diablo y aun diablos debe tener al lado, cuando esta noche no ha dado con él al traste el bravo Juan Montiño.

No hay que preguntar. ¿Tarda? Es que le está contando sus rarezas de usted, tirano de la casa, y lo que con usted sufre la señora, que es una malva la infeliz. El zapatero sabe lo que se come en cada cuarto, y a qué hora.

El marino, con los ojos vagamente perdidos en el misterio del mar, siguió contando: Pues : es romántica y tentadora la niña de Luzmela...; te confieso que hasta se me pasó por la cabeza casarme con ella, y hasta se lo propuse en una divina hora de debilidad amorosa.... Tuve su alma en mis manos, una almita dulce y santa, llena de atractivos...; fuí romántico yo también, adorando a aquel ángel que vive en mi casa por un crimen de lesa humanidad.

Una hora hace que te aguardo. Ya lo habría dejado para mejor ocasión si no fuese porque tengo que pedirte un gran favor, contando con tu amistad. Ya sabes, Felipe respondió Amaury, que te considero como mi mejor amigo. Así, no habrás de enojarte por lo que ahora te diré. ¿Tienes que pagar una deuda de juego o batirte en duelo?

Bien se estaba vuestra merced acá arriba con su entero juicio, tal cual Dios se le había dado, hablando sentencias y dando consejos a cada paso, y no agora, contando los mayores disparates que pueden imaginarse. -Como te conozco, Sancho -respondió don Quijote-, no hago caso de tus palabras.

¡Bah!... Perro que ladra, no muerde. ¿No muerde?... ¡Lo que soy yo no vuelvo a pasar por allí; y creo que debes cuidarte de ese bandido. Al mismo tiempo que José avisaba que estaba listo el almuerzo de Ricardo, Baldomero llegó y después de saludar a éste, dijo: ¿Ha visto, don Melchor, lo que ha sucedido? Me estaba contando Ricardo. ¿Sabe que me están dando ganas de ir yo?

Hábilmente trazó su plan, contando con la debilidad de Pablo Aquiles y la pasividad de Casilda, y si no con la complicidad, por lo menos con la aquiescencia absoluta de su mujer; el resultado fué excelente.