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Pero ¿cómo demonios pregunté verdaderamente asombrado de lo que me contaba mi tío , se puede segar en aquel precipicio, ni bajar al valle lo que en él se siegue, ni mucho menos subir allá para segarlo y recogerlo?

Diez años contaba apenas cuando pasó á Europa con la mira de completar su educacion y perfeccionarse en la carrera de las armas, hácia la cual le llamaba su natural inclinacion, sobreescitada por el mas ardiente amor de gloria. ¿Qué otra aspiracion mas digna y santa podia acariciar un corazon huérfano y un corazon sensible como el suyo?

Contaba con que su madre había de poner tachas a Luz tan pronto como conociera de qué tronco procedía, porque las tachas de este linaje eran la manía de la obcecada señora; pero en aquellas palabras, en aquella actitud, en la angustia bien visible de su padre, había mucho más que un resabio que se vence con la reflexión y la fuerza del cariño: había escollos infranqueables, simas negras en que ya se vela precipitado el pobre chico con la carga dulcísima de sus primaverales ilusiones.

No había nada en lo que contaba Jacobo Rodney capaz de sorprender a los que habían visto cómo Marner había curado a Sally Oates, y la había hecho dormir como un niño, cuando el corazón de aquella mujer latía como para partirle el pecho desde hacía dos meses y más que la asistía el doctor.

Aunque yo quisiera asentar mi corazón y perdonalle el jarrazo, no daba lugar el maltratamiento que el mal ciego dende allí adelante me hacía, que sin causa ni razón me hería, dándome coscorrones y repelándome. Y si alguno le decía por qué me trataba tan mal, luego contaba el cuento del jarro, diciendo: "¿Pensaréis que este mi mozo es algún inocente?

Sola no pudo menos de reír un poco, y dijo: No tenía usted más que hacerle daño para ser mi mayor enemigo. Pues ... que lo tomaba yo con poco tesón.... Ahora comprendo que era muy extremada y que yo misma me recalentaba la imaginación noche y día, como cuando se echa leña en un fuego que se teme ver apagado. Como no había nadie a quien yo pudiera contar tales cosas, me las contaba a misma.

Estos lances, de los que contaba muchos en la vida, eran todo su orgullo, toda su gloria.

Ambos penetraron en la sala, que era una habitación alta y bastante grande cubierta de maderas hasta el techo, con armarios de roble provistos de brillantes herrajes, con una estufa en forma de pirámide que comunicaba con la cocina, un reloj antiguo que contaba los segundos, dentro de una caja de nogal, y un gran sillón de cuero, articulado por una cremallera, que había sido usado por diez generaciones de ancianos.

Aquella misma semana, si Dios quería, contaba dejar a Sarrió y trasladarse de nuevo con sus bártulos a Lancia. Al recibir de sopetón esta noticia don Rosendo se puso pálido. Pero, hombre de Dios, ¿y el número próximo del Faro?

El muelle de Venecia es verdaderamente pintoresco: cuando la ciudad tenia vida propia y era una respetada república que contaba con una valiente y poderosa armada, debia fascinar de encanto.