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Más minucioso Cortés que el otro, trata de la construcción de la aguja en términos curiosos que no han de holgar aquí.

Resulta, pues, de todo lo dicho en este párrafo, que las oficinas de la hacienda pública de Filipinas necesitan de una reforma grande, y dejar reducido el número de empleados á los puramente precisos, útiles y necesarios: que por ahora no hay necesidad de conceder empleos á persona alguna para aquellas Islas, pues hay un sobrante de empleados muy considerable: que hay poca economía en la administracion, y que debe reformarse y procederse en ella con mas atencion y cuidado que hasta aqui: que debe desaparecer ese sistema ruinoso de libranzas, sustituyéndose á ese método de traer dinero á la Península la construccion de buques de guerra; pues el arsenal, la infinita multitud de maderas de construccion que producen las Islas y demas requisitos para el caso, todo lo posee Manila en tan alto y aventajado grado, cual puede desearse: que en la provision de vacantes que ocurran en todo jénero de empleos, y cuando ya no haya escedentes ó supernumerarios que colocar, debe ser atendido el mérito, aptitud y servicios de los empleados en aquellas provincias, y darse lugar en la escala que debe establecerse á los hijos de los españoles que despues de muchos años de servicios en las Islas, han fallecido dejando á la posteridad su buen nombre, y á sus familias poco menos que en la indijencia: y por último, que las rentas del tabaco y vino deben ocupar un lugar muy preferente en el ánimo del Gobierno, para sacar de ellas todas las ventajas de que son susceptibles, mandando se les toda la amplitud y estension que deben tener en beneficio de la riqueza del pais y aumento de las utilidades para el tesoro público, adoptando para todo las medidas justas y prudentes que pueden conducir al logro de objetos tan importantes.

Llera, a un mismo tiempo, era su secretario, su mayordomo general, el primer oficial de su oficina, el inspector de las obras que tenía en construcción y el agente de casi todos sus negocios. Por llevar a cabo este trabajo inconcebible, superior a las fuerzas de cuatro hombres medianamente laboriosos, le daba seis mil pesetas al año.

Ya estamos frente á la casa del mayor cofrade; es de buen aspecto, su construcción llega hasta el despilfarro de ser la cubierta de tejas y estar rodeada de una espaciosa cerca de cañas, á cuya sombra, y atados á un arigue, gruñen uno ó dos babuis, huéspedes indispensables en toda casa india.

La construcción duró un siglo. El exterior tiene algo de fortaleza; y, en efecto, á esta Catedral se dió el nombre de la Fuerte. Las bóvedas, cubiertas por fuera de escamas; los muros, coronados de almenas, y los cubos de sus ángulos, revestidos con capacetes escamados también, hicieron decir que parecía un guerrero armado de todas armas.

El conjunto de la ciudad que se encuentra enclavada entre los arrecifes de la playa, y el extenso monte de verdura que corre de Norte á Sur, á cuya falda termina la línea de construcción es limpio y alegre.

Por los dibujos así como por los tratados de construcción citados se advierte que eran las extremidades llenas, pero de mucho vacío en la popa, formada sobre un dormido cuya forma indica el diseño adjunto. La cuaderna maestra era muy llana desde la flotación hacia abajo y cerraba un poco de boca.

Tiene iglesia y casa parroquial de madera y nipa, y todo el pueblo se compone de unas 500 casitas de aquellos materiales distribuídas en siete barrios. En su término abundan buenas maderas de construcción, cosechándose arroz, abacá, cacao, café y maíz. Pilar linda por Nicon Albay, por S. con Donsol, y por NO. con Daraga.

Al frente del parque del Regente, sobre la misma calle ó avenida, se encuentra un curioso edificio, el Colosseum, que en otro tiempo era muy concurrido y ha perdido casi toda su importancia. El cuerpo principal es una inmensa y altísima rotunda doble, de construccion muy particular, que figura como una pirámide en el centro de un globo.

Abajo estaban la sombría alarma, el perpetuo miedo á los bandos que desgarraban el país vasco, los ventanucos para dar paso al arcabuz; arriba la elegancia, copiada de los árabes; la alegría en la construcción, de un pueblo artista; las ventanas graciosas como ajimeces moriscos, para soñar en ellas á la caída de la tarde, después de haber leído un libro de caballerías.