United States or Paraguay ? Vote for the TOP Country of the Week !


Vamos a ver añadió : ¿te convendría bajar conmigo todas las tardes a la catedral para enseñar el Tesoro y las demás preciosidades? Vienen muchos extranjeros que apenas si se dejan entender cuando me preguntan. conoces su lenguaje: sabes el francés, el inglés y no cuántos idiomas más, según afirma tu hermano.

Ya sabes mi resolución, Fermín dijo Dupont antes de entrar en la oficina. Te quiero por tu familia y porque casi hemos sido compañeros de infancia. Además, eres como un hermano de mi primo Luis. Pero ya me conoces; Dios sobre todo: por él soy capaz de abandonar a mi familia. Si no estás contento en mi casa, habla; si te parece escaso el sueldo, dilo.

Capítulo II Liquidación «Isidorita Rufete, ¿conoces el equilibrio de sentimientos, el ritmo suave de un vivir templado, deslizándose entre las realidades comunes de la vida, las ocupaciones y los intereses? ¿Conoces este ritmo que es como el pulso del hombre sano? No; tu espíritu está siempre en estado de fiebre.

Un inmenso concurso se lo cree también. ¡Ya se ve! ni unos ni otros han conocido a aquellos señores. Repara, y ríete a tu salvo. ¿Ves aquellos grandes palos pintados, aquellos lienzos corredizos? Dicen que aquello es el campo, y casas, y habitaciones, ¡y qué más yo! ¿Ves aquel que sale ahora? Aquél dice que es el grande sacerdote de los griegos, y aquel otro Edipo; ¿los conoces ?

¡Basta! no quiero jugar más le dije con mal humor; mira, Alejandro. ¿Conoces la tienda de Bringas? ¿Sabes dónde es? , niño ¡cómo no! ¿Por qué me lo preguntas? Porque esta noche hemos estado allí, y un señor alto preguntó quién era yo, y al salir, me dijo que yo merecía cuatro balas, como las hubiera merecido papá... ¿Por qué me ha dicho eso ese señor?

Este saludo fue cambiado lo más cerca posible, con mucha gracia y un poco de abandono; y luego que el rostro de la joven rubia, todavía sonriente, quedó oculto por las puntillas del sombrero, mi amigo volvió el suyo hacia , y con un acento de interrogación lleno de audacia me dijo: ¿Conoces a la señora de X...?

¿Y conoces al Romeo? preguntó al fin el conde. ¡Ya lo creo! respondió el aya sin mirarle. ¡Y también! ¿Por qué no me has llamado la atención hasta ahora? Ni una palabra ha salido de tus labios. Los criados no deben mezclarse en los asuntos de los amos. ¡Ya pareció la gotita de hiel! exclamó levantándose de nuevo y paseando por la estancia.

Esto no me lo negarás, me parece. ¿Y el emperador Carlos V? ¿Qué tienes que decir de él? ¿Conoces un hombre más extraordinario? Les pegó a todos los reyes de Europa; medio mundo era suyo: «el sol no se ponía nunca en sus dominios»; los españoles éramos los amos de la tierra. Esto tampoco podrás negarlo.

De aldaba Para llamar á la puerta Como miras de esta casa. ¡Espantosa Visión, suelta, que me abrasas, Que me hielas, que me tienes Sin vida, aliento y sin alma! Suelta, suelta, perro; ¿qué es Esto, que de nuevo me espanta La vista? Sangrienta sombra, Que más fiera me amenazas, ¿Quién eres? ¿No me conoces? Ya te conozco; ¿qué extraña Ocasión te trae á verme?

Tan viva fué aquella expresión, ó tan intensa la percepción que de ella tuvo el ministro, que le pareció que permanecía visible en la obscuridad, aun después de desvanecida la luz del meteoro, como si la calle y todo lo demás hubiera desaparecido por completo. ¿Quién es ese hombre, Ester? preguntó Dimmesdale con voz trémula, sobrecogido de terror. Me estremezco al verlo. ¿Conoces á ese hombre?