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Aunque yo disto infinito de ser profundo, venero la profundidad, si bien me guardo de confundir lo profundo con lo difuso. Y cierto que hoy se peca gravemente en esto, donde los libros valen. Hay, verbigratia, una Historia de Inglaterra, que se toma por modelo. No empieza la narración sino doscientos años ha.

Josefina, incapaz de querer a nadie interesadamente, no admitía la idea de ser ambicionada por su oro, y sobrado discreta para confundir pruebas de amor con requiebros de salón, desoyó igualmente a los que pretendían su mano por su dinero y a los deseosos de preferencias en que fundar vanidades.

Esta es su naturaleza; este debe ser su nombre. Muchos de los erróneos sistemas que turban al mundo de las ideas, se fundan en un equívoco; para acabar con ellos es necesario fijarse en el punto que le aclara y no salir de allí. El equívoco se presentará de diferentes maneras, pero conviene no dejarse alucinar, ni confundir: volver siempre á la misma distincion y estrecharle con ella.

Las puertas que ponían en comunicación unos salones con otros estaban abiertas, dejando ver, fingida por los espejos, la perspectiva de una galería profunda, encerrada en marcos dorados, formada con imágenes de telas o tapices que, multiplicándose, se reproducían hasta confundir la vista con su último término vacilante y confuso.

Dirigíase apresuradamente al sepulcro con el vivo afán de confundir en un solo pensamiento las imágenes tutelares de la muerta y de la ausente, cuando sus ojos sintieron un deslumbramiento: en el muro funerario, junto a los esqueletos de las guirnaldas votivas que habían ido reuniéndose allí una tras otra, una gran corona alba lucía como una aureola.

Pues si no lo deseara ¿cómo me había de meter yo en semejante negocio? ¿No comprende usted...? ... pero... No hay que confundir. El perdón puramente espiritual o evangélico, ya lo tiene... Pero el otro perdón, el que llamaríamos social, porque equivale a reconciliarse, es imposible. Vamos, que no será tanto dijo para don Evaristo, subiéndose el embozo. Es imposible repitió Maxi.

¡No necesito más! ¡La Trini! exclamó Tristán riendo también; luego añadió bajando la voz : Efectivamente... rubia con ojos negros... no es extraña la equivocación. ¡No digas sandeces, Tristán! Si tu cuñada te oyese te arrancaría los ojos. ¡Confundir una madonna de Rafael, una estatua de Praxíteles con esa moza de cántaro! Y a propósito, ¿te pega mucho Clara? ¡Todavía no! exclamó el poeta riendo.

El ferrocarril pasa por encima del Oise, y esté rio sigue su curso hacia el occidente para irse á confundir con el Sena abajo de París.

Pues en las guerras de la República francesa dijo un oficial andaluz que quería confundir a D. José María , se estableció que en las ambulancias de los heridos fuese un cuerpo de baile completo y una compañía de ópera, y con esto se ahorraron los médicos y boticarios, pues con un par de arias y dos docenas de trenzados en sexta se quedaban todos como nuevos.

El señor de las Matas sintió al escuchar tales palabras que la sangre se le agolpaba al cerebro. Estuvo por avanzar unos pasos y confundir á aquel mancebo frívolo. Tuvo, sin embargo, fuerzas para dominarse: porque había estudiado en el Pórtico y tenía grabadas en su mente las enseñanzas de Zenón. Con nobleza verdaderamente estoica se alejó, pues, despreciando tanta injuria.