United States or China ? Vote for the TOP Country of the Week !


El anciano se rió intencionalmente, y comprendimos que sabía más de los asuntos de Blair, que lo que quería confesar. Significa que en ese estrecho y romántico valle de Serchio se halla escondido algún secreto, y estas son las instrucciones para descubrirlo dije.

¡Qué quieres, hombre! dijo algo amoscado por haberse enterado los dependientes de la filípica ; no todos somos duques ni se nos enredan los millones en los pies. ¡Qué millones! ¿Se necesitan millones para tener un despacho limpio y confortable? Lo que debes confesar es que te duele gastar una peseta en adecentarle. Te lo he dicho muchas veces, Julián; eres un pobre y toda la vida lo serás.

Genoveva fue a la sacristía a preguntar a Fray Ignacio si podía confesar a su señorita.

Debo confesar que allá, en el fondo, el disgusto se mezclaba con la satisfacción de advertir que la graciosa hermana sólo pasajeramente había impresionado su corazón. Pasaron los días, y llegó el de mi marcha. El malagueño se había ido el anterior para su tierra. Yo, en vez de irme a Madrid, tomé el tren de Sevilla.

Por mi parte tengo que confesar con rubor no haber conocido a Álvarez, sino algo después de los veinte años, vale decir, en su obra de pensador, de moralista, de sociólogo, de educador, que lo fue en el más alto concepto del vocablo.

¡Ah! es usted muy bueno, señor Greenwood replicó, levantando sus hermosos ojos y mirándome con una expresión de profunda gratitud. Debo confesar que la idea de tener que verme íntimamente ligada a un desconocido, y que este desconocido es un extranjero, me produce un gran temor y recelo.

Nadie, Montiño, nadie dijo doña Clara, que estaba cada vez más encendida. Pues el rey es el rey... siempre rezando y siempre cazando... Pero sacadme de una duda: ¿dónde ha visto su majestad á mi sobrino? Digo á mi sobrino por costumbre. ¡Cómo! ¿No es vuestro sobrino? Doña Clara, os voy á confesar un gran secreto... Juan no es Montiño, sino Girón. ¡Dios mio! exclamó doña Clara.

Contrariada y afligida Juana, tenía que confesar que D. Jacinto no había parecido por aquella casa; no había enviado, al menos a un criado, a informarse de cómo estaba la enferma. Por último, La Caramba supo una novedad imprevista.

En El encanto sin encanto, como antes dijimos, ha utilizado Calderón un plan dramático de Tirso de Molina, si bien hemos de confesar, sin menoscabar en lo más mínimo la fama de tan célebre poeta, que, á nuestro juicio, el trabajo de su predecesor es de mucho más mérito que el suyo.

Tengo idea de que fue bastante calavera y que tuvo amores con algunas.... ¿Pero a usted jamás...? Jamás dijo Sola ingenuamente , quería a otras mujeres; pero a no me quería. D. Benigno se sonrió. ¿Pero usted dijo , le quería desde entonces?... Me da vergüenza decirlo replicó Sola , por el desairado papel que hice: pero puesta a confesar, no oculto nada. Le quería, , muchísimo. ¿Cómo?