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Entonces mi mujer me preguntó por qué me reia, y yo la conté el lance, que la hizo reir tambien. No comprendo por qué; pero ello sucede que, las cosas más graves son las que nos causan más risa. Yo no pude menos de poner en verso esta peregrina aventura, aunque en Paris no tiene nada de peregrina, ni de extraordinaria.

De todo ello han tenido la culpa dos animales. ¡Dos animales! por cierto: un caballo viejo y cojo, á quien juro Dios se ha de cuidar como á un rey hasta que se muera de viejo, y el cocinero de su majestad. No os comprendo.

¡Cómo! exclamó Genoveva. ¿Qué diría la de Sermet? , comprendo, hija mía, pero no se trata de Magdalena... ¿Por qué no he de hacer yo lo que no puede hacer ella? Yo tengo ya la edad de la razón. ¡Oh! señora exclamé con ardor arrojándome en sus brazos. ¡Qué buena es usted!...

Todo esto, Marcos, es seguro; pero nosotros somos hombres y cumpliremos nuestro deber: aquí moriremos. Hubo un instante de silencio; Marcos Divès frunció el ceño y no parecía muy convencido. ¡Morir nosotros! exclamó rascándose la cabeza ; no comprendo por qué debemos morir; esto no entra en mis planes; además, hay mucha gente que se alegraría...

Conocemos si el testigo ha sido engañado ó no atendiendo á los medios de que ha podido disponer para alcanzar la verdad: y en estos medios comprendo tambien su capacidad y demas cualidades personales que le hacen mas ó ménos apto para el efecto.

Afortunadamente dijo , por mucho que te corte no se te conocerá la falta; no te asustes, Clara, no voy á cortarte más que como el grueso de un dedo del centro. Córtelos todos vuestra majestad si quiere... Pero no comprendo... Ya te explicaré... ¡Perdóname, Clara, si te robo... pero es necesario... necesario de todo punto! Ya está.

Hasta se cuenta que uno de ellos ofreció a su futuro suegro tomar el dote sin la mujer. A lo que el señor Bonnetable contestó: ¡Por vida del demonio! ¡Cómo le comprendo a usted, amigo mío!... ¿Y yo? respondió Francisca. En lugar de ese pretendiente hubiera hecho duplicar el dote y tomado la mujer para ahogarla. Hubiera sido un servicio a la humanidad. ¡Oh!

Creo que sería fácil encontrar un mozo inteligente que interpretase a su manera las órdenes del médico. Se le darían sus mil francos de renta, y los herederos... Heredarían. Comprendo perfectamente. Pero, ¡es tan difícil la elección! ¿Y si tropezásemos con un hombre honrado? ¿Es que los hay? Le Tas, calumnias al género humano.

Y pareciéndome bastante lo que llevo especificado en orden al gobierno económico de los pueblos, y de los bienes de sus comunidades, para que usted conozca las utilidades que se les seguirían, paso a manifestar a usted el que comprendo convendría se estableciesen en lo general de la provincia.

Hoy que llevo algunos años en Filipinas y que he pasado muchísimos días estudiándolo, comprendo cuánta razón tenía mi amigo. Entiéndase, que tanto aquel como yo, nos referimos al indio de campo, no al ilustrado de las ciudades. Para que no haya duda, voy á describir el tipo tomado del natural.