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Y esto dicho, salieron de su acuerdo él y los demás señores, los cuales se fueron cada uno á su posada, donde comenzaron á dar órden á sus fiestas, que ya habeis oido que dende á treinta dias habian de comenzar; los cuales treinta dias pasados, hicieron su fiesta en la manera que habeis oido; y dende entónces lo continuaron hacer en la manera ya dicha, hasta este año en que estamos de mill y quinientos y cincuenta y un años.

La subida de D. Fernando al trono de Aragón, forma la época en que las costumbres, idioma y poesía castellana comenzaron á arraigarse más y más en la corte de Zaragoza, y á decaer el arte de los cantores provenzales, que tanto tiempo floreciera en ella.

Pero cuanto más segura y aun atrevida se mostraba ella, más tímido aparecía él. Esta timidez y el sufrimiento que le acarreaba llegaron a tal punto que le retuvieron de subir al pueblo y visitarla. Sus visitas comenzaron a ser más raras y cuando las hacía se ingeniaba para quitarles el objetivo que tenían.

Esta conspiracion fué patente para los inquisidores, los cuales al punto comenzaron á meter en prision á cuantos eran cómplices en ella, i aun á los que no eran cómplices. I en tanto que formaban ellos sus procesos, la naturaleza entera parecia estremecerse al mirar establecido un tribunal tan bárbaro i tan enemigo del linaje humano.

Después que el P. Arce se apartó del Padre Blende para encontrar por tierra las Misiones de los Chiquitos, esperó éste dos meses en aquel paraje resuelto á no partir de allí hasta tener primero noticia de su compañero; pero dos españoles que estaban con el P. Blende, el uno, piloto, y el otro capitán de la gente, disgustados mucho antes con el P. Arce porque les había prohibido la compra de esclavos, comenzaron á enfadarse de tan larga detención, y con verdaderas ó aparentes razones, hicieron instancia al P. Blende para que se volviesen.

Estas palabras, que irritaron aún más a Gallardo, desvanecieron la grave preocupación de los otros toreros, los cuales comenzaron a burlarse del compañero, como en todas las ocasiones en que sacaba a colación su frase favorita «Dios u la Naturaleza».

Los Turcos de los fuertes, sabida la rota, los desampararon, y fueron siguiendo su Capitan vencido. Fué la presa y lo que se ganó en esta batalla, segun Montaner, de mucha consideracion. Con esta victoria comenzaron á levantar cabeza las ciudades de Asia, viendo que los nuestros habian dado principio á su libertad, que los Turcos tenian tan oprimida.

Habían muerto casi todos los estudiantes, y los demás, aguerridos guías acostumbrados a las retiradas honrosas, no eran capaces de combatir con el mismo entusiasmo. Comenzaron, pues, a retirarse lentamente, y, por último, con mayor prisa.

21 Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo, y delante de ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. 23 Y traed el becerro grueso, y matadlo, y comamos, y hagamos banquete; 24 porque éste mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a hacer banquete.

Quedó inmóvil la sagrada plataforma, rompió a tocar la banda de música una marcha garbosa, de las que alegran al público en la plaza de Toros, e inmediatamente los ocultos portadores del «paso» comenzaron a levantar a un tiempo una pierna, luego la otra, ejecutando un baile que hacía moverse el catafalco con violenta ondulación, empujando a la gente contra las paredes.