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Y piénsese ahora en la gracia que me haría recordar, mientras la miraba, que una noche, esos mismos ojos ahora frívolos me habían dicho, a ocho dedos de los míos: ¿Y cuando esté sana... me querrás todavía? ¡A qué buscar luces, fuegos fatuos de una felicidad muerta, sellada a fuego en el cofrecillo hormigueante de una fiebre cerebral!

La supresion del sudor por enfriamiento es su carácter distintivo; en la manzanilla es producida por escitacion nerviosa y por emocion moral; en la pulsatila, por la aparicion de otro flujo, por metástasis; en la quina, por congestion cerebral ó por debilidad profunda, etc..... La dulcamara corrige el desórden patológico, reproduciendo el sudor, restableciendo las funciones de la piel.

La tía María, sin haber leído a Brown, estaba por los caldos sustanciosos y los confortantes tónicos, porque decía que estaba muy débil y muy extenuado. Fray Gabriel, sin haber oído el nombre de Broussais, quería refrescos y temperantes, porque, en su opinión, había fiebre cerebral, la sangre estaba inflamada y la piel ardía.

En el estado incierto del crepúsculo cerebral, imaginaba Fortunata que el viento venía a la plaza a jugar con la hora. Cuando el reloj empezaba a darla, el viento la cogía en sus brazos y se la llevaba lejos, muy lejos... Después volvía para acá, describiendo una onda grandísima, y retumbaba ¡plam!, tan fuerte como si el sonoro metal estuviera dentro de la casa.

El hombre á quien se ha amputado la mano, experimenta el dolor como si la conservase; y esto ¿por qué? porque con la repeticion de actos ha formado el hábito de referir la impresion cerebral al punto donde terminan los nervios que se la transmiten. Luego no hay una relacion necesaria entre el tacto y el objeto: y este sentido puede sufrir ilusiones como los demás.

Después de la manzanilla y antes de la ignacia, es preciso tener presente á la cina en las convulsiones de los niños, aun cuando haya fiebre y congestion cerebral; la somnolencia está entonces interrumpida por gritos que no deben confundirse con el cerebral, pues son provocados habitualmente por cólicos.

Aquí tienes, hija mía dijo mi madre, el hombre sensible como dicen las gentes. ¡Insensato, le llamo yo, cuya enfermedad cerebral le ha destrozado el corazón! Si el genio no es acompañado del buen sentido, no es genio, es locura; buena prueba de ello son el Tasso y Rousseau. Si Dios nos envía el genio, bien venido sea, pero una madre solamente debe desear para sus hijos el buen sentido.

Se ha usado la belladona con buenos resultados en afecciones mentales de carácter asténico, y parece obrar mas directamente que otros medicamentos sobre el encéfalo en los desórdenes de las facultades mentales, modificando el orgasmo cerebral.

, hija mía; hemos hablado de eso en el palco la Marquesa, don Robustiano y yo. El doctor opina que la vida que llevas no es sana, que necesitas dar variedad a la actividad cerebral y hacer ejercicio, es decir, distracciones y paseos.

El estado de D. Luis, después de las agitaciones de todo aquel día, era el de un hombre que tiene fiebre cerebral. Currito y el capitán, cada uno de un lado, le agarraron y llevaron a su casa. D. Pedro de Vargas se levantó sobresaltado cuando le dijeron que venía su hijo herido.